Hoy por hoy el alma es un tema popular. Las personas hablan y escriben sobre el alma. Saben que el alma es importante pero no saben por qué. Nuestra alma ha estado evolucionando durante todo el tiempo de nuestra estadía en el universo material. Sin embargo, pocas personas saben realmente qué es el alma. Muchas ni siquiera piensan en ella; podría decirse que son “ignorantes en cuestiones del alma”. Si hiciéramos una encuesta al azar y le preguntáramos a las personas si saben cómo cuidar su alma, la mayoría diría que no tienen la menor idea.
Nuestra alma es sabia. Nuestra alma conoce el pasado y su aplicación al presente y al futuro. El alma ve la inmediatez del momento. Es sumamente sensible, y al mismo tiempo es inocente e indefensa. Es vulnerable a las fuerzas astrales. Es impresionable y fácilmente desencaminada. El entorno suele influir en ella. Sufre cuando se ve sometida a violencias de cualquier clase. La hieren las toxinas mentales y emocionales y el abuso físico o verbal. Nuestra alma necesita urgentemente ser confortada y consolada, necesita nuestras palabras tranquilizadoras. Necesita saber que la protegeremos de cualquier daño.
El niño interno
Los maestros ascendidos se han referido al alma como el niño que vive dentro de nosotros. Los psicólogos han dado al alma el mote de “niño interno”. El alma, nómbresele como se le nombre, sigue siendo el alma. Y nosotros somos sus padres y maestros, al igual que sus alumnos.
Es nuestra responsabilidad imprimir diariamente en el alma 1) qué está bien: qué es lo Real y de valor duradero y por tanto digno de guardar, y 2) qué está mal: qué no es Real y no tiene valor duradero y por tanto no debe ser guardado sino arrojado al fuego sagrado.
dice que no deberíamos poner énfasis en obedecer al alma como niño interno, sino poner el énfasis en enseñarle al alma a ser obediente a Dios y a su Santo . Ninguno de ustedes permitiría a sus hijos que le dictaran los términos del manejo del hogar, o de sus salidas y sus diligencias, entonces ¿por qué sí le permitirían al alma, a su niño interno, dominarlos y decirles: “Ve aquí, ve allá, haz esto, haz lo otro”?
El alma es el niño pequeño destinado a convertirse en el Cristo Niño. Guiemos a nuestra alma tal como a nosotros nos guía el Santo Ser Crístico. No sólo eso: recordemos que como padres y maestros somos responsables de la protección y educación no solamente de nuestros hijos sino también de nuestra alma, para poder moldear tanto el alma de nuestros hijos como nuestra propia alma siguiendo las pautas celestiales.
El alma refleja cualquier cosa en la que pone su atención. Así que debemos usar el espejo de la mente y del para devolver al alma el reflejo de los valores y las virtudes que queremos, primero, que interiorice y luego que exteriorice.
La polaridad masculina de la Divinidad; la coordenada de la Materia; Dios como Padre, que necesariamente incluye dentro de Su propia polaridad a Dios como Madre, de ahí que se le conozca como Dios Padre-Madre. El plano de la Presencia YO SOY, de la perfección; el lugar de morada de los maestros ascendidos en el reino de Dios.
En minúsculas, como en “espíritus”, es sinónimo de desencarnados o entidades astrales; “espíritu”, en singular y con minúsculas, y alma se usan indistintamente.