Volver a Aquí y ahora

♦ Mensaje del Maha Chohán a todos los que quieran recibir la Llama del Santo Consolador

Hermosa en verdad es la expresión de un niño pequeño, que todavía lleva la marca de la bella inocencia del cielo. Ahora bien, esta dulce inocencia que es la conciencia del bebé en brazos es un don muy natural de vuestro Santo para vosotros

Este vuestro Ser Crístico es aquel al que se refirió el salmista cuando dijo: “He aquí, no se adormecerá, ni dormirá el que guarda a Israel [aquello que es real en vosotros]” [Salmo 121: 4]. Este vuestro Ser Divino es vuestra presencia protectora durante todas vuestras múltiples encarnaciones en esta Tierra, durante las cuales habéis manifestado diversas expresiones de personalidad.

Este Ser Crístico intensifica su interés y servicio a vuestro ser externo en el momento en que llegáis a estar lo suficientemente iluminados para reconocer y aceptar y empezar a servir a vuestra propia amada . La Presencia YO SOY es la Fuente de vuestro ser, cuya vida os entrega momento a momento vuestro Santo Ser Crístico. Es esta vida la que da a vuestro corazón físico el ritmo y la energía del latido.

Cuando este Santo Ser Crístico (junto con el Padre y el ) os dotó del más precioso de los dones de Dios, la vida misma (pues toda vida es la vida de Dios Todopoderoso, nuestro Padre celestial), os dio el majestuoso poder de la real Presencia de Dios en vosotros. Con ese don vino el gran beneficio de la oportunidad de expandir vuestra luz espiritual mediante el uso de un en la Tierra, en el que podríais aprender a vivir a la manera de Dios con otros miembros de vuestra familia y vuestro hogar.

Nadie puede dar lo que no tiene. Todo don que se otorga forma parte del mundo de quien lo otorga y por ende está marcado por su naturaleza. Así, como está en la naturaleza del Santo Ser Crístico expresar la naturaleza del cielo, mantiene los hermosos patrones de inocencia y de dulzura para la corriente de vida que cuida, así como las suaves cualidades con que toda vida recién nacida viene al mundo, lo que hace que con tanta frecuencia los hombres comenten sobre la dulzura de la infancia.

Sin embargo, aun cuando en posesión de este don de Dios de belleza e inocencia, a medida que el pequeño ego llega a un cuerpo físico y empieza a dejar su marca en la pantalla de la vida, qué rápido esa dulce inocencia se ve mancillada y a veces parece desaparecer completamente, sólo para ser remplazada por pensamientos, sentimientos, palabras habladas y acciones de posesividad personal, hostilidad y falta de respeto. El pequeño ego pronto aprende a expresar estos defectos viendo a la familia con la que está asociado y a aquellos que tienen contacto con su pequeño mundo y absorbiendo la radiación discordante constantemente emitida por otros hacia la atmósfera y hacia el entorno en que vive el niño.

Entonces toda la belleza, la inocencia y la dulzura de la presencia de Dios, que durante los primeros años fueron sostenidas alrededor de la pequeña forma por los ángeles mismos, parecen haber sido arrojadas al viento. Muy rápidamente el legado del cielo se cambia por las comodidades (por cuestionable que sea el significado pleno de esa palabra usada aquí) de las satisfacciones y los placeres de los sentidos físicos.

El dominio de la vida cotidiana, que en gran medida mantiene la atención del individuo en las cosas y las necesidades de este mundo, muy pronto cierra la puerta del espíritu de la infancia y la conciencia inocente. Cuando tiene lugar este cambio en la conciencia del niño, como todos sabéis, entonces algunos de los desafortunados hábitos y acumulaciones de energía de encarnaciones anteriores así como de pasados s de pensamiento, sentimiento, palabra hablada y acción de esa empiezan a mostrar las fauces, los dientes y las garras.

Cuando una corriente de vida se presenta ante el Gran solicitando encarnación física, soy yo quien da el sagrado consentimiento y la aprobación a cada uno para recibir el otorgamiento de otra encarnación física en la Tierra. Sin dicha aprobación de mi parte y la concordante promesa de que en la forma física que habitarán yo infundiré el hálito de vida, ninguna forma física podría existir aquí y todos los cuerpos que llegaran serían mortinatos.

¿Acaso no es bastante razonable, entonces, y comprensible también, que me interese tanto y tan sinceramente en la protección y el sostenimiento del bienestar espiritual de toda que yo patrocine?

Amados míos, ¿habéis pensado alguna vez en la enorme gratitud que cada uno de vosotros que respiráis hoy el hálito de Vida en encarnación debería tener por vuestra propia Presencia de Dios y la Presencia de aquellos miembros de la que han hecho posible que experimentéis vida aquí, en este mismo momento, especialmente cuando, para concederos un cuerpo, se les tuvo que negar a otros dos que tendrán que esperar en los reinos internos otro año entero antes de obtener una forma física que puedan llevar y con la que podrían resolver sus s pasados? ¡Pensad en esto!

En  recientes charlas con el amado discutimos juntos la gran necesidad y los medios de mantener viva la dulce, inocente naturaleza infantil en el corazón de los niños que nazcan y la generación más joven cuando vayan avanzando a las experiencias de hombres y mujeres maduros.

Seguramente todos recordáis la frase de nuestro amado hermano : “De cierto os digo que si no os volviereis y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” [Mateo 18:3]. Esta frase encierra una verdad real. Ahora bien, naturalmente todo padre sincero y amoroso querrá educar a su hijo de la manera más sabia posible, preparándolo para ocupar el mejor lugar posible entre sus congéneres, facultándolo para vivir una vida rica, plena y feliz. De esta manera es como se cuida y expande la conciencia externa. Pero, ¿qué hay del alma?

Cuando miro a los jóvenes y veo que el cuerpo físico crece alto y derecho, mientras en el interior el espíritu permanece pequeño y encogido, es siempre un  motivo de lamentación para mí, que naturalmente, sin embargo, es mitigada cuando menos en parte por el hecho de que conocer la perfección interna de la Presencia de Dios en el interior de todos: la gloriosa, victoriosa de la Verdad eterna del interior.

Por supuesto, sé de seguro que un hermoso día al Santo Ser Crístico del interior de esa llama se le dará la oportunidad de anunciar su presencia y en menos de un segundo, como soléis decir, ese Santo Ser Crístico se alzará dentro de la llama trina en expansión y tomará completa posesión de ese ego externo, tomará el dominio ahí y habrá una expansión de la perfección a partir de ese momento en el cumplimiento del de esa corriente de vida.

Ahora, volviendo mi atención a vosotros, amables lectores, a vosotros que físicamente estáis completamente desarrollados, quisiera deciros que me gustaría tanto atizar la llama del Espíritu Santo hasta formar un fuego abrasador dentro, a través y alrededor de vosotros, restituyendo la verdad y la juventud eternas a esas formas que lleváis puestas, independientemente de vuestra presente acumulación de años que los hombres llaman edad.

Y es que, mientras cumplís vuestra parte del plan divino esforzándoos por ayudar a los demás a expandir su y a librarse del desaliento humano, la Gran Ley me permite ayudaros. Esta ayuda es la entrega de mi verdadera naturaleza de amor confortante, que contiene todo don divino de perfección, de los cuales forman parte la eterna juventud y la belleza. Dar esta ayuda es mi razón de ser, y mi gozoso deseo de ayudaros. La gloriosa Presencia de Dios que me creó me ha dado prestar este servicio, y como humilde siervo del Altísimo obedecer es mi gozo.

Ahora bien, sin la cooperación consciente de vuestras mercedes debo vivir sólo con la esperanza de que algún día, de alguna manera, tendré la oportunidad de brindaros mi ayuda. Sin embargo, cuando vosotros conscientemente cooperáis con la Ley de la Vida y me llamáis directamente, pronunciando mi nombre y pidiéndome que os ayude a la expansión de vuestra luz del alma, ¡es imposible que yo no os ayude! Aquí y ahora mismo, ¡arrojad de vuestra mente el menor pensamiento de que podría o querría fallaros!

Por supuesto, como todavía no estáis ascendidos no puedo prometeros que porque me llamáis a mí, que soy un ser completamente libre y ascendido, vuestro llamado os librará al instante y por siempre de volver a experimentar ninguna situación desagradable. Las pruebas de la fortaleza de vuestra luz deben llegaros mediante ciertas experiencias cotidianas, pero pasadlas victoriosamente invocando la Luz tanto de vuestra amada Presencia YO SOY como la nuestra.

La Gran Ley nos permitirá ayudaros sosteniendo en vuestro lugar la fe en la realidad y el poder de vuestra propia Presencia de Dios, hasta que alcancéis vuestro propio ancladero en esa Presencia YO SOY. Con nuestra ayuda consciente podéis pasar vuestras pruebas mucho más rápidamente y victoriosamente que por vosotros solos. De esta manera acortaréis los días de vuestro desaliento humano.

Ahora bien, a aquellos de vosotros que verdaderamente creen en la realidad de mi Presencia, os digo: demostremos ahora al mundo, a todos los que os miran, que la eterna juventud y la belleza son las manifestaciones naturales y prácticas de la Gran Ley de la Vida.

Dejadme atizar el fuego sagrado en vuestro interior hasta alcanzar una llama viva que produzca a través de vosotros, aquí y ahora, esas cualidades que tanto deseáis. Dadme cada día la oportunidad para hacerlo llamándome con este fin.

En algunos veo que los rescoldos de este fuego sagrado hacen que tengan miedo de las apariencias de desaliento que llegan con el avance de la edad. Dejadme despertar en vosotros la belleza y la perfección eternas de vuestra propia naturaleza divina: la de la vida eterna.

Pues con los moméntums acumulados de los llamados cotidianos que me elevéis con esta finalidad podéis levantar a vuestro alrededor la Llama del Bendito Consolador. ¡Entonces podréis ser mis brazos de consuelo para otro, quizá alguien cuyo rostro no os es familiar externamente pero sí cálidamente para nosotros y para el Santo Ser Crístico de todos!

Esperanzado de que me llaméis, YO SOY

El
la encarnación del Espíritu Santo para esta Tierra

PoW 1 # 3, 29 de agosto de 1958

 

 

Come, Holy Spirit, enlighten me! (36x)

¡Ven, Espíritu Santo, ilumíname! (36x)

 

Come, Holy Spirit, enlighten me!

 

 

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Santo Ser Crístico o Yo Crístico, es el foco individualizado del "unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad". El Cristo Universal individualizado como la auténtica identidad del alma. El Yo Real de todo hombre, mujer y niño hacia el cual el alma debe alzarse. El Ser Crístico es el mediador entre un hombre y su Dios. Es el instructor, el maestro y el profeta personal de un individuo, que oficia como sumo sacerdote ante el altar del Santísimo (la Presencia YO SOY) del templo edificado sin manos de todo hombre. El advenimiento de la percepción universal del Ser Crístico entre el pueblo de Dios en la tierra ha sido profetizado por los profetas como el descenso del SEÑOR NUESTRA JUSTICIA, llamado también VÁSTAGO, en la Era Universal que está por llegar. Cuando alguien alcanza la plena identificación del alma con el Ser Crístico, se le llama ser crístico o ungido, y se ve al Hijo de Dios brillar a través del Hijo del hombre. Juan 1:14; Isaías 11-1; Jeremías 23:5, 6; 33-15, 16; Zacarías 3:8, 6:12
El YO SOY EL QUE YO SOY (Éxodo 3:13-15), la presencia individualizada de Dios que es el foco de cada alma. La identidad divina del individuo; la Mónada Divina; la Fuente individual; el Padre. El origen del alma que se focaliza en los planos del Espíritu, justo arriba de la forma física; la personificación de la Llama de Dios para el individuo. Véase Gráfica de tu Ser Divino.

La Tercera Persona de la Trinidad; la omnipresencia de Dios; las lenguas hendidas de fuego que focalizan a Dios Padre-Madre, también llamado el fuego sagrado; las energías de Vida que animan a un cosmos. En la Trinidad hindú de Brahma, Vishnu y Shiva, el Espíritu Santo corresponde a Shiva, conocido como el Destructor-Liberador porque su amor que todo lo consume, cuando se invoca en los planos de la Materia, ata a las fuerzas del mal y transmuta la causa y el efecto de las creaciones erróneas de los hombres, liberándolos de la prisión de su karma y de los seres oscuros que la habitan. El prana es la esencia del Espíritu Santo que ingerimos con el aliento del fuego sagrado a través de los chakras para nutrir a los cuatro cuerpos inferiores. El Espíritu Santo es el foco del equilibrio del Dios Padre-Madre en el núcleo de fuego blanco del ser. El exorcismo de los espíritus malignos y de las entidades impuras se realiza mediante el fuego sagrado del Espíritu Santo, en el nombre del Cristo y del YO SOY EL QUE YO SOY. Los nueve dones del Espíritu Santo son poderes que se otorgan a los siervos del Señor para atar a la muerte y el infierno y realizar Sus obras en la tierra.

La Persona y la Llama del Espíritu Santo es el Consolador que Jesús prometió que vendría cuando nuestro Señor nos dejara –a iluminarnos, a instruirnos y a hacernos recordar todas las cosas que el amado Jesús nos ha enseñado, tanto en la tierra como en el cielo. Cada vez que un hijo o hija de Dios asciende a la Presencia del YO SOY EL QUE YO SOY, el Espíritu Santo desciende para llenar el vacío y magnificar la Presencia del Señor en la tierra. Es éste el ritual del descenso del Espíritu Santo prometido por Jesús a sus discípulos cuando el Maestro dijo: “Permaneced en la ciudad de Jerusalén hasta que seáis dotados del poder de las alturas”, cosa que ocurrió en Pentecostés después del ascenso de Jesús al cielo.

El representante de la llama del Espíritu Santo para las evoluciones de la tierra es el maestro ascendido que ocupa el cargo de Maha Chohán . El Espíritu Santo es la Personalidad Impersonal de la Divinidad y está ubicada en el lado occidental de la Ciudad Cuadrangular. Véase Gráfica de tu Ser Divino.

1 Corintios 12:4-11; Juan 14:16, 26; 16:7; Lucas 24:49, 51; Marcos 16-19; Hechos 2:1-4

El más denso de los cuatro cuerpos inferiores del hombre, correspondiente al elemento tierra y al cuarto cuadrante de la Materia. El vehículo para la estancia del alma en la tierra y el foco para la cristalización en la forma de las energías de los cuerpos etérico, mental y emocional.

[Los maestros ascendidos utilizan continuamente la palabra momentum en sus enseñanzas, con el significado original del término, que en inglés es “la fuerza del movimiento [motion] adquirida por un objeto en movimiento [moving] como resultado de la prolongación de [dicho] movimiento [motion]” (traducido de Webster Third International Dictionary).

La palabra momentum en latín significa “movimiento” y fue usada por el físico y matemático Isaac Newton (1643-1727) para describir un cuerpo en movimiento. El latín era la lengua de uso en las universidades europeas a la sazón. Hoy este concepto se llama “movimiento lineal” o “momento lineal”. Se representa por una p y su fórmula es p = m * v, donde m = masa, v = velocidad. Cuando damos un impulso a un objeto, éste empieza a moverse. La Primera Ley del Movimiento de Newton dice que si se retira el impulso el objeto sigue moviéndose a una velocidad constante. Para parar el objeto hay que aplicar una fuerza. Mientras más pesado el objeto (más masa), más fuerza se requiere para detenerlo. Asimismo, mientras más rápido va el objeto (más velocidad), más difícil resulta detenerlo.

La palabra momentum es una deformación de movimentum, formada por el verbo movere (“mover”) y el sufijo -entum, equivalente a -ento en español, que en este caso indica estado físico.

Podría traducirse por “momento”, pero para evitar confusión con el significado más común de este término (un instante de tiempo) hemos dejado siempre “moméntum” en nuestras traducciones. Es el equivalente de lo que algunos traducen por "impulso acumulado".]

Al estudiar estos reinos de la jerarquía también aprendemos algo acerca de cómo aplicamos la llama que está en nuestro corazón. Aprendemos, entonces, que es la energía del rayo azul, el impulso [thrust] del poder, la que da ímpetu [impetus] a la idea contenida en la mente de Dios. Sin ese impulso de energía, la idea carece de moméntum [momentum]. Es como la flecha lanzada desde el arco. Es la energía para estirar la cuerda hacia atrás la que da moméntum a la flecha que es la idea de Dios dirigiéndose a la manifestación.

Elizabeth Clare Prophet, en “The torch is passed”.

La corriente de vida que emana de la Fuente única, de la Presencia YO SOY en los planos del Espíritu, y desciende a los planos de la Materia, donde se manifiesta como la llama trina anclada en el chakra del corazón para sustentar al alma en la Materia y nutrir los cuatro cuerpos inferiores. Término que se utiliza para denotar a las almas que evolucionan como “corrientes de vida” individuales y por ende como sinónimo del término “individuo”. Denota la naturaleza en curso del individuo a través de los ciclos de individualización.

Los Señores del Karma. Los seres ascendidos que componen el Consejo Kármico. Su nombre y el rayo que representan en él son los siguientes: primer rayo, el Gran Director Divino; segundo rayo, la Diosa de la Libertad; tercer rayo, la Maestra Ascen­dida Nada; cuarto rayo, el Elohim Ciclopea; quinto rayo, Palas Atenea, Diosa de la Verdad; sexto rayo, Porcia, Diosa de la Justicia; séptimo rayo, Kuan Yin, Diosa de la Misericordia.

     Los Señores del Karma administran la justicia en este sistema de mundos, y adjudican karma, misericordia y juicio a todas las corrientes de vida. Todas las almas deben pasar delante del Consejo Kármico antes y después de cada encarnación en la tierra; reciben su asignación y su porción kármica para cada periodo de vida por anticipado y luego se pasa revista a su actuación al terminar. Gracias al Guardián de los Pergaminos y a los ángeles registradores, los Señores del Karma tienen acceso al registro completo de cada corriente de vida encarnada en la tierra. Ellos determinan quién ha de encarnar, así como cuándo y dónde. Asignan a las almas a una comunidad o a una familia, sopesando cuánta carga de karma debe saldarse, en cumplimiento de cada “punto y tilde” de la ley. El Consejo Kármico, en consonancia con la Presencia YO SOY y el Ser Crístico individuales, determina cuándo se ha ganado el alma finalmente el derecho a quedar libre de la rueda de karma y de las rondas de renacimiento.

     Los Señores del Karma se reúnen en el retiro del Royal Teton dos veces al año, en los solsticios de invierno y de verano, para revisar peticiones de la humanidad no ascendida y para otorgar dispensaciones con el fin de asistirla.

Dios es un Espíritu y el alma es el potencial vivo de Dios. La petición de libre albedrío que el alma hizo  y su consiguiente separación de Dios tuvieron como consecuencia el descenso de este potencial al estado carnal inferior. Sembrada en deshonor, el alma está destinada a elevarse con honores a la plenitud de ese estado divino que es el Espíritu único de toda Vida. El alma puede perderse; el Espíritu no puede morir.

     El alma permanece como un potencial que ha caído a niveles más bajos de vibración y de conciencia, y debe ser imbuida de la realidad del Espíritu, purificada por medio de la oración y la súplica y devuelta a la gloria de la cual descendió y a la unidad del Todo. Esta reunión del alma con el Espíritu es el matrimonio alquímico, que determina el destino del ser y lo convierte en uno con la Verdad inmortal. Cumplido este ritual, el Ser superior se corona Señor de la Vida y se descubre que el potencial de Dios realizado en el hombre es el Todo-en-todo.

Orden espiritual de santos occidentales y adeptos orientales que se han reunido con el Espíritu del Dios vivo; las huestes celestiales. Han trascendido los ciclos de karma y renacimiento y ascendido (acelerado) a aquella realidad superior que es la morada eterna del alma. En cada era, cultura y religión han surgido maestros ascendidos de la Gran Hermandad Blanca, unidos para los más altos propósitos de la hermandad del hombre bajo la Paternidad de Dios, para inspirar avances creativos en la educación, las artes y las cien­cias, el gobierno divino y la vida abundante en las economías de las naciones. La palabra “blanca” no se refiere a raza sino al aura (halo) de luz blanca que circunda su forma. La Hermandad comprende entre sus filas a ciertos chelas no ascendidos de los maestros ascendidos. Jesucristo reveló la existencia de esta orden celestial de santos “vestidos de blanco” a su siervo Juan. Véase jerarquía cósmica, Pléyades. Apocalipsis 3:4, 5; 6:9-11; 7:9, 13, 14; 19:14

(sánscrito: “acto, acción, obra”). El karma es energía/conciencia en acción; la ley de causa y efecto y retribución. Llamada también ley del círculo, que decreta que cualquier cosa que hagamos completará un círculo y regresará a nuestra puerta para resolución. Pablo dijo: “Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” Newton observó: “Para toda acción hay una reacción igual y opuesta.” La ley del karma requiere que el alma reencarne hasta que todos los ciclos kármicos se hayan saldado. Así, de una vida a la siguiente el hombre determina su destino por sus acciones, incluyendo sus pensamientos, sentimientos, palabras y obras. Saint Germain enseña el sendero acelerado de la transmutación del karma con la llama violeta del Espíritu Santo y trascendiendo las rondas de renacimiento a través del sendero de la cristeidad individual que conduce a la ascensión demostrada por Jesús.

Gálatas 6:7

Maestro ascendido. Junto con Jesús, sirve en el cargo de Instructor del Mundo; anteriormente chohán del segundo rayo; el maestro psicólogo; patrocinador de la juventud; jefe de la orden de los Hermanos y Hermanas del Manto Dorado y del Templo de la Iluminación, en el plano etérico, sobre Cachemira, conocido también como la Catedral de la Naturaleza. El maestro tiene un foco en Shigatsé, Tíbet, donde toca su gran órgano, atrayendo la armonía del cosmos por medio de los fuegos sagrados de su corazón. Con su música celestial, envía sanación y paz a lo largo y ancho del planeta a las almas en transición (especialmente en el momento de la muerte) y las guía a los retiros etéricos de la Gran Hermandad Blanca, para que reciban instrucción en preparación para su siguiente vida terrena. Inspira en arquitectos, poetas y científicos la memoria mística de la armonía de su propia alma con la geometría celestial y el ritmo de las estrellas.

El maestro ascendido Jesucristo . El avatar de la era de Piscis; la encarnación de la Palabra, el Cristo Universal; el ejemplo de conciencia crística que los hijos de Dios tendrían que haber manifestado durante la dispensación de dos mil años de la era de Piscis; aquel que manifestó la plenitud del Ser Crístico y que por tanto fue llamado Jesús el Cristo. Vino para revelar el Ser Crístico individual a la humanidad entera y para demostrar las obras del Padre (la Presencia YO SOY) que Sus hijos e hijas pueden realizar en y a través de la llama del Ser Crístico o Yo Crístico individual. Jesús ocupa el cargo de Instructor del Mundo en la jerarquía, que comparte con el maestro ascendido Kuthumi, quien estuvo encarnado como san Francisco. El retiro de Jesús es el Templo de la Resurrección, ubicado en el reino etérico sobre Tierra Santa. También presta su servicio en el Retiro Árabe, en el desierto de Arabia, al noreste del Mar Rojo. Véase “Jesucristo y Saint Germain vienen a señalar el camino en la era de Acuario”, en Alquimia II.

La llama del Cristo, la chispa de la vida que arde en la cámara secreta del corazón de los hijos e hijas de Dios. La sagrada trinidad de poder, sabiduría y amor que es la manifestación del fuego sagrado. Véase Gráfica de tu Ser Divino.

Plan de Dios para el alma, para la individualización de la llama divina ordenada en el principio, cuando el arquetipo original de la vida fue impreso sobre el núcleo de fuego blanco de la Presencia YO SOY individual. El plan divino determina los límites de la expresión individual del libre albedrío. Tal como la bellota está destinada a convertirse en roble, cada alma individual está destinada a realizar la plenitud de su potencial preordenado (pero no predestinado) atrayéndolo del Árbol de la Vida: de la Presencia YO SOY y el cuerpo causal, haciendo uso del libre albedrío. Qué es ese potencial y cómo ha de autorrealizarse en esta vida es algo conocido por Dios y puede ser revelado a la conciencia externa a través de la dedicación tanto al Ser Crístico individual como a la Presencia YO SOY y al Gran Director Divino.

La luz espiritual es la energía de Dios; el potencial del Cristo. Como personificación del Espíritu, el término “Luz” puede utilizarse como sinónimo de los términos “Dios” y “Cristo”. Como esencia del Espíritu es sinónimo de “fuego sagrado”. Es la emanación del Gran Sol Central y de la Presencia YO SOY individualizada, y la Fuente de toda vida. Es lo que enciende la chispa divina, porque la Luz verdadera alumbra a toda manifestación de Dios que debe descender a un mundo oscurecido. El portador de Luz es el que desplaza la Oscuridad, y la Luz de su Presencia YO SOY proviene de los reinos del Día Eterno.

Juan 1:7-9

“Gran Señor” de los siete rayos. El representante del Espíritu Santo para un planeta y sus evoluciones. Aquel que personifica a la Trinidad y la Llama de la Madre de los siete rayos y de los siete chakras y tiene las cualidades para ser el chohán, “Señor”, de cada uno de los siete rayos o de todos. De ahí que se le llame Maha Chohán, el Gran Señor, pues preside a los siete chohanes que encarnan la Ley, la Palabra y la conciencia crística de sus respectivos rayos. El maestro ascendido que actualmente ocupa el cargo de Maha Chohán sobre los Siete Señores (chohanes) de los rayos estuvo encarnado como el poeta Homero. En su última encarnación como pastor en los parajes de la India, la luz (conciencia crística) que de él emanaba fue un manto de consuelo para millones de personas. El Maha Chohán tiene un retiro etérico con un foco físico en la isla de Sri Lanka (Ceylán), donde está anclada la llama del Espíritu Santo. Véase chohán.

Maha Chohan significa Gran Señor (sánscrito maha: “gran, poderoso, fuerte, abundante”; chohan: “un Señor o Maestro). “Un alto adepto. Un iniciado que ha tomado más iniciaciones que las cinco iniciaciones mayores que hacen de un hombre un ‘Maestro de la Sabiduría’” (Alice A. Bailey, A treatise on cosmic fire, p. 66, n. 24). “Un término Rajput usado por escritores indios para denotar un alto rango espiritual” (Christmas Humphreys, A popular dictionary of Buddhism, p. 57). “Chief, Cho-Khan, ‘Rock of Ages’” (The Mahatma Letters to A.P. Sinnett from the Mahatmas M. & K.H., índice, p. 9). H.P. Blavatsky describió a los chohanes como: “Los siete Poderosos Seres que, habiendo pasado la Sexta Iniciación, tienen el poder de focalizar dentro de ellos mismos las Corrientes de los Rayos o Atributos de la conciencia logoica” (La doctrina secreta). Chohan puede estar relacionado con el tibetano chos (pronunciado chö), que significa dharma, doctrina religiosa o religión, especialmente la doctrina del Buda. En un sentido general, el significado de chos abarca todos los fenómenos, la materia y el conocimiento de las cosas mundanas y espirituales. La palabra tibetana jo-bo (pronunciada chö), significa señor o maestro, Buda o la imagen de Buda. La palabra mongola khan o qan (pronunciada hahn) también significa señor, gobernante, emperador o rey. El tibetano chos-mkhan (pronunciado chi-ken o cho-ken) significa el que practica o es hábil en el dharma. [ECP, Saint Germain: Prophecy to the Nations, libro 1, p. 229.]