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Los ciclos de la luna
A lo largo de un mes (de 28 a 30 días), día con día se produce un desarrollo exacto de las iniciaciones bajo la del sol. También hay que considerar en ese mes de iniciación los ciclos de la luna. [9] La luna pasa por los ciclos de las doce jerarquías de la misma manera en que ustedes pasan por sus ciclos kármicos.
La luna presenta pruebas adicionales: las pruebas del , las pruebas de la personalidad. Por ello, mientras se encuentren en el mes de iniciación bajo Aries, por ejemplo, y la luna está pasando por su ciclo de 28 días, tendrán la oportunidad bajo la jerarquía de Aries de demostrar su maestría sobre lo que denominamos sustancia lunar. La sustancia lunar es sustancia mal calificada, energía que ha sido mal calificada bajo la influencia de la luna.
La luna rige el cuerpo astral o cuerpo de agua. Según la perfección de la astrología cósmica, los satélites de los planetas, los cuerpos lunares, están destinados a reflejar los sentimientos (los sentimientos puros) de las ondas de vida del planeta. Son como pantallas gigantes que reflejan y amplifican nuestro cuerpo de sentimientos.
En el momento en que los individuos empiezan a hacer mal uso de sus sentimientos y a agregar capas al cinturón astral (el subconsciente del planeta) –capas de odio, de leve antipatía y de todas las distorsiones de los sentimientos divinos–, entonces la luna comienza a amplificar esa energía. Y por consiguiente la luna deja de reflejar de forma pura la luz del sol; en vez de ello, la luz de la luna es el reflejo del mal uso que hacen los individuos de la energía solar. Con esto es con lo que tenemos que contender en nuestras iniciaciones solares.
Al pasar por la casa de Aries, la luna amplificará la sustancia del ego, la vanidad del ego. Cuando hay luna llena en Aries o cualquier fase de la luna en Aries, notarán –suelo observar estas cosas cuando voy de compras donde hay mucha gente– que las interacciones de las personas se producen en su mayoría al nivel del ego. Todo el mundo exterioriza un aspecto del ego y se relacionan al nivel del ego.
Con la luna en Capricornio he notado en la gente un peso muy grande de la sustancia de condena. Esa condena, amplificada por el poder de la luna llena, es una especie de energía de irritación que hace que la gente se critique y busque pleito y desdeñe a los demás por nimiedades –porque respiran o porque llevan un vestido que no le gustó a alguno. Esa energía satura el . Cuando la perciban, instantáneamente pidan: “En el nombre del , en el nombre de la , amada y poderosa y Señores de la Llama Violeta, los invoco para que consuman la causa y el núcleo de todos los abusos de la jerarquía de Capricornio, del poder divino y de toda la sustancia lunar que es una calificación indebida de esa energía.”
Anticipen sus pruebas
Cuando hemos comprendido bien esta ciencia del podemos hacer llamados muy específicos, precisos y científicos. No tiene sentido hacer un llamado por algo que carece de importancia o que no está, como solemos decir, “listo para ser transmutado”. Hay ciertos ciclos de energía que están ahí, energía que necesita ser transmutada en un determinado momento debido a las configuraciones no sólo del sol y de la luna sino de los cuerpos planetarios; todos esos ciclos que tienen su propia influencia de energía mal calificada, no sólo por el campo de fuerza que ocupan en el tiempo y el espacio sino también porque sus ondas de vida (que poseen evoluciones ya sea en el plano etérico, el mental, el astral o el físico) han contaminado el . Percibimos ese flujo de energía procedente de cuerpos existentes en nuestro sistema solar y de otros cuerpos.
Volviendo al ciclo natal, durante el tercer mes de su año natal calendario, cuando están pasando por las pruebas de la jerarquía de Aries, tendrán que estar atentos al movimiento cíclico de la luna como prueba secundaria. Ahora bien, si saben que ésa es su iniciación, que el Señor (el Gran Iniciador) y su propio guru van a permitir que la energía les llegue para ver qué es lo que van a elegir (¿elegirán al Yo divino o elegirán al yo humano?), si son conscientes de eso tal como lo son de un sendero pedregoso o de un cruce peligroso, anticípenlo y prepárense para ello. Es como prepararse para atrapar una pelota que les van a lanzar. La astrología nos informa específicamente –la señala en el cosmos– dónde está la prueba para que podamos poner nuestra atención en ella, prepararnos para ella, invocar la y que ésta consuma la causa y el núcleo incluso antes de que la prueba llegue.
Empiezan a prepararse para esa prueba en los días inmediatamente anteriores al giro del ciclo mensual. Se anticipan. Hacen sus llamado a Astrea, a los , para que rodeen la causa y el núcleo de todos los abusos del fuego sagrado, de la sustancia del ego, y tienen preparadas sus s y meditaciones sobre la llama violeta. Y despejan el terreno, lo que hace que las pruebas sean mucho más sencillas porque están ahí, listos para atrapar esa energía, listos para recibir a los y a su , que deposita esa energía en el altar de su corazón para transmutación.
Quisiera hablar una vez más de este ciclo natal. Pongan el mes y el día de su nacimiento en la línea de las 12, y el siguiente mes y el mismo día en la línea de la 1, y así sucesivamente, recorriendo así todo el reloj, siguiendo los meses del año de su nacimiento. Caminarán, como si dijéramos, alrededor de este círculo una vez cada año. Caminarán por las doce jerarquías y pasarán de 28 a 30 días con cada una.
[9] Para más información sobre los ciclos de la luna véase la serie de Kuthumi “Exposé of False Techings [Revelación de Falsas Enseñanzas]”, Pearls of Wisdom, vol. 19, núms. IX a XI, The Summit Lighthouse, 1976.
Dios es un Espíritu y el alma es el potencial vivo de Dios. La petición de libre albedrío que el alma hizo y su consiguiente separación de Dios tuvieron como consecuencia el descenso de este potencial al estado carnal inferior. Sembrada en deshonor, el alma está destinada a elevarse con honores a la plenitud de ese estado divino que es el Espíritu único de toda Vida. El alma puede perderse; el Espíritu no puede morir.
El alma permanece como un potencial que ha caído a niveles más bajos de vibración y de conciencia, y debe ser imbuida de la realidad del Espíritu, purificada por medio de la oración y la súplica y devuelta a la gloria de la cual descendió y a la unidad del Todo. Esta reunión del alma con el Espíritu es el matrimonio alquímico, que determina el destino del ser y lo convierte en uno con la Verdad inmortal. Cumplido este ritual, el Ser superior se corona Señor de la Vida y se descubre que el potencial de Dios realizado en el hombre es el Todo-en-todo.
(griego: Christos, “ungido”). Mesías (hebreo y arameo: “ungido”); “el Ungido”, aquel que es investido e infundido o ungido de la luz (el Hijo) de Dios. La Palabra, el Logos, la Segunda Persona de la Trinidad: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad… Aquél era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene al mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por él y el mundo no le conoció.” En la Trinidad hindú de Brahma, Vishnu y Shiva, el término “Cristo” corresponde a la encarnación de Vishnu, el Preservador; avatara, hombre Dios, el que despeja la oscuridad, guru.
El Cristo Universal es el mediador entre los planos del Espíritu y los planos de la Materia; personificado como el Santo Ser Crístico, es el mediador entre el Espíritu de Dios y el alma del hombre. El Cristo Universal sostiene el nexo (el flujo en forma de ocho) de la conciencia a través del cual las energías del Padre (Espíritu) pasan a sus hijos para la cristalización (inglés: Christ-realization: realización crística) de la Llama de Dios por el esfuerzo de su alma en el vientre cósmico (la matriz) de la Madre (Materia). A este proceso se le llama materialización (inglés: Mater-realization: realización en la Materia), “El Descenso”. El proceso por el cual las energías de la Madre aglutinadas en el alma pasan a través del nexo de la conciencia crística hacia el Padre es la aceleración llamada espiritualización (inglés: Spirit-realization: realización en el Espíritu), “El Ascenso”. Otro nombre que se le da al proceso mediante el cual la energía del alma regresa de la Materia al Espíritu es sublimación (inglés: sublimation: sublime action: acción sublime) o transmutación. Siendo ya una con el Hijo, el alma experimenta la consumación de este proceso como la ascensión, la unión con el Espíritu de la Presencia YO SOY, el Padre. La ascensión es el cumplimiento en el cielo de la promesa de Jesús en la tierra: “En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros… El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.”
La fusión de las energías de la polaridad positiva y negativa de la Divinidad en la creación ocurre a través del Cristo Universal, el Logos sin el cual “nada de lo que es fue hecho”. El flujo de luz del macrocosmos hacia el microcosmos, del Espíritu (la Presencia YO SOY) al alma y de regreso siguiendo la espiral en forma de ocho, se cumple a través de este bendito Mediador que es Cristo, el SEÑOR, la verdadera encarnación del YO SOY EL QUE YO SOY. Ya que Jesús es esa Palabra encarnada, puede decir: “El YO SOY es [el YO SOY en mí es] la Puerta Abierta [al cielo y a la tierra] que ningún hombre puede cerrar”, y “Todo el Poder me es dado [a través del YO SOY en mí] en el cielo y en la tierra”, y también “He aquí, YO SOY [el YO SOY en mí está] vivo por siempre –como Arriba, así abajo– y tiene las llaves del reino de los cielos y las llaves de la muerte y el infierno, y a quienquiera que el Padre quiera yo se las doy, y son dadas en su nombre”. Esto que aún hoy afirma el maestro ascendido Jesucristo también lo afirma para nosotros nuestro Santo Ser Crístico. Así, el Cristo Universal del Hijo único y de los muchos efectivamente mediatiza la Presencia del YO SOY hacia nosotros a través de nuestro propio y amado Santo Ser Crístico. Ésta es la verdadera comunión con el Cristo Cósmico cuyo Cuerpo (Conciencia) fue “partido”, compartido, individualizado para cada hijo del corazón del Padre. Los Hijos de Dios son depositarios de la Máxima Luz para los que aún son criaturitas en Cristo.
El término “Cristo” o “ungido del Cristo” también denota un cargo en la jerarquía que ocupan los que han alcanzado la automaestría en los siete rayos y los siete chakras del Espíritu Santo. La maestría crística incluye equilibrar la llama trina (los atributos divinos de poder, sabiduría y amor) para la armonización de la conciencia y la implementación de la maestría de los siete rayos en los chakras y en los cuatro cuerpos inferiores mediante la Llama de la Madre (la kundalini elevada). En la hora designada para la ascensión, el alma así ungida eleva la espiral de la llama trina desde abajo de los pies, pasando por toda la forma, para la transmutación de todo átomo y célula de su ser, conciencia y mundo. La saturación y la aceleración de los cuatro cuerpos inferiores y el alma mediante esta luz transfiguradora de la llama crística ocurre en parte durante la iniciación de la transfiguración, se incrementa con la resurrección y adquiere plena intensidad durante el ritual de la ascensión.
El Ser Crístico individual, el Cristo personal, es el iniciador de toda alma viviente. Cuando el individuo pasa estas diversas iniciaciones en el sendero de la cristeidad, incluyendo “dar muerte al morador del umbral”, se gana el derecho a que se le llame ungido del Cristo así como hijo o hija de Dios. Hay quienes, en eras pasadas, se ganaron semejante título y comprometieron esa culminación o no lograron manifestarla en encarnaciones subsiguientes. En esta era el Logos los requiere para que manifiesten su maestría divina interna y la perfeccionen en el plano físico mientras están en encarnación física. Por lo tanto, para asistir a los hijos e hijas de Dios en hacer que su manifestación sea conmensurable con su luz interior, los maestros de la Gran Hermandad Blanca han dado sus enseñanzas a través de los maestros ascendidos y de sus mensajeros en este siglo [XX]. Y Saint Germain fundó la Fraternidad de Guardianes de la Llama, a través de la cual envía lecciones mensuales graduadas a los miembros de esta orden, dedicada a guardar la llama de la Vida en todo el mundo. Antes de pasar con éxito las iniciaciones del discipulado, se hace referencia al individuo como hijito de Dios, en contraste con el término “Hijo de Dios”, que denota la plena cristeidad, en la cual el alma, en y como Hijo del hombre, se ha fundido en el Hijo de Dios siguiendo el ejemplo de Jesucristo.
Con la expansión de la conciencia crística, el ungido del Cristo avanza para alcanzar la realización de la conciencia crística en el nivel planetario y es capaz de sostener el equilibrio de la llama crística para las evoluciones del planeta. Cuando logra esto, asiste a los miembros de la jerarquía celestial que prestan su servicio en el cargo de Instructores del Mundo y al Cristo planetario. Véase Gráfica de tu Ser Divino, Jesús.
Juan 1:1-4; 14:20, 23. Cf. Apocalipsis 3:8; Mateo 28:18; Apocalipsis 1:18
Reloj cósmico: la ciencia de graficar los ciclos del karma y las iniciaciones del alma en las doce líneas del reloj bajo las Doce Jerarquías Solares. Enseñada por la Madre María a Mark Prophet y Elizabeth Clare Prophet para que los hijos e hijas de Dios regresen a la Ley del Uno y a su punto de origen más allá de los mundos de la forma y de la causalidad inferior.
Señor Maitreya maestro ascendido. Junto con Gautama, Maitreya prosiguió las disciplinas búdicas bajo la dirección de Sanat Kumara. Ocupa el cargo de Cristo Cósmico y Buda Planetario y sirve en la jerarquía bajo el Señor Gautama, dirigiendo la función de los Instructores del Mundo. Para la humanidad en evolución demuestra la conciencia cósmica del Cristo en todas las áreas del quehacer humano y en su universalidad a través del cosmos. Se le conoce como el Gran Iniciador y de hecho fue el iniciador de Jesús en su individualización de la Llama del Cristo en su encarnación final como salvador del mundo y ejemplo del Camino, la Verdad y la Vida para los aspirantes que recorren el sendero de la cristeidad personal. El amado Maitreya fue el SENOR Dios en el Edén, el guru de las llamas gemelas. El tan esperado “Buda Venidero” ha venido en verdad para reabrir su escuela de misterios y para asistir a Saint Germain y Porcia, llamas gemelas del séptimo rayo y jerarcas de la era de Acuario, en la introducción de la nueva era. El 31 de mayo de 1984, dedicó el Corazón del Retiro Interno y el Royal Teton Ranch al sendero y a la enseñanza del Cristo Cósmico para que los que se apartaron de su tutela siguiendo el camino de las Serpientes (los ángeles caídos que llevaron a Eva por el mal camino) pudieran regresar y que los hijos de la Luz siguieran al Hijo de Dios en la regeneración. Como patrocinador de las llamas gemelas, es el amigo de todos los iniciados del fuego sagrado. Cuando se le invoca, otorga la iluminación del Cristo y la fuerza de la Palabra para pasar las iniciaciones que tienen lugar bajo su patrocinio. Véase escuelas de misterios, buda.
(plural del hebreo Eloha, “Dios”). El nombre de Dios empleado en el Antiguo Testamento cerca de 2,500 veces con el significado de “El Poderoso” o “El Fuerte”. Elohim es un sustantivo uniplural que hace referencia a las llamas gemelas de la Divinidad que componen el “Divino Nosotros”. Cuando se habla específicamente de la mitad masculina o de la mitad femenina se conserva la forma plural porque se entiende que una parte del Todo Divino contiene y es el Yo andrógino (el Divino Nosotros). Los siete poderosos Elohim y sus contrapartes femeninas son los constructores de la forma; de ahí que Elohim sea el nombre de Dios usado en el primer versículo de la Biblia: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1). Los cuatro seres de los elementos (las Cuatro Fuerzas Cósmicas) sirven directamente bajo los Elohim y tienen dominio sobre los elementales: gnomos, silfos, salamandras y ondinas.
Los siete poderosos Elohim son “los siete Espíritus de Dios” nombrados en el Apocalipsis (4:5) y las “estrellas matutinas” que cantaron juntas en principio, tal como el SEÑOR se las reveló a Job (Job 38:7). Hay también cinco Elohim que rodean el núcleo de fuego blanco del Gran Sol Central. En el orden de la jerarquía, los Elohim y los seres cósmicos son portadores de la mayor concentración y de la más alta vibración de luz que podamos percibir en nuestro estadio de evolución. Junto con los cuatro seres de la naturaleza, sus consortes y los constructores elementales de la forma, representan el poder del Padre como Creador (el rayo azul). Los siete arcángeles y sus complementos divinos, los grandes serafines, los querubines y las huestes angelicales representan el amor de Dios en la ardiente intensidad del Espíritu Santo (el rayo rosa). Los siete chohanes de los rayos y todos los maestros ascendidos, junto con los hijos e hijas de Dios no ascendidos, representan la sabiduría de la ley del Logos en la función del Hijo (el rayo amarillo). Estos tres reinos forman una triple manifestación y trabajan equilibradamente para desacelerar las energías de la Trinidad. Entonar el sonido sagrado “Elohim” libera el tremendo poder de la percepción de sí mismos como Dios, desacelerada para que la usemos en santidad por mediación del Cristo Cósmico.
Para los nombres de los siete Elohim, los rayos en los que prestan su servicio y la ubicación de sus retiros etéricos, véase Tabla de los ocho rayos .
Apocalipsis 3:1; 4:5; 5:6Los seres ascendidos que componen el Consejo Kármico. Su nombre y el rayo que representan en él son los siguientes: primer rayo, el Gran Director Divino; segundo rayo, la Diosa de la Libertad; tercer rayo, la Maestra Ascendida Nada; cuarto rayo, el Elohim Ciclopea; quinto rayo, Palas Atenea, Diosa de la Verdad; sexto rayo, Porcia, Diosa de la Justicia; séptimo rayo, Kuan Yin, Diosa de la Misericordia.
Los Señores del Karma administran la justicia en este sistema de mundos, y adjudican karma, misericordia y juicio a todas las corrientes de vida. Todas las almas deben pasar delante del Consejo Kármico antes y después de cada encarnación en la tierra; reciben su asignación y su porción kármica para cada periodo de vida por anticipado y luego se pasa revista a su actuación al terminar. Gracias al Guardián de los Pergaminos y a los ángeles registradores, los Señores del Karma tienen acceso al registro completo de cada corriente de vida encarnada en la tierra. Ellos determinan quién ha de encarnar, así como cuándo y dónde. Asignan a las almas a una comunidad o a una familia, sopesando cuánta carga de karma debe saldarse, en cumplimiento de cada “punto y tilde” de la ley. El Consejo Kármico, en consonancia con la Presencia YO SOY y el Ser Crístico individuales, determina cuándo se ha ganado el alma finalmente el derecho a quedar libre de la rueda de karma y de las rondas de renacimiento.
Los Señores del Karma se reúnen en el retiro del Royal Teton dos veces al año, en los solsticios de invierno y de verano, para revisar peticiones de la humanidad no ascendida y para otorgar dispensaciones con el fin de asistirla.