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• Mantenemos a la Tierra en Equilibrio – Los Cinco Budas Dhyani

Vairochana

Akshobhya

Ratnasambhava

Amitabha

Amoghasiddhi

Llamad ahora a vuestra Poderosa y buscad la apertura de la puerta por donde los Cinco Budas Dhyani os llevarán a alturas indefinidas de gloria y unidad. Comprended que en esta vida y en este mundo podéis lograr mucho, pero más allá de este mundo también podéis acelerar y aportar a millones de almas de todo lo que Dios ha preparado para vosotros.

Estudiad, pues, estas enseñanzas. Estudiadlas, amados míos. La comprensión de la autotrascendencia en este sendero es una manifestación que les llega a algunos, pero a muy pocos. Otros tratan de interiorizar esta acción.

Sabed, entonces, esto: que la llegada de los Cinco Budas Dhyani, o de uno o de tres, es una señal de que las estrellas del cielo descienden para traeros reinos superiores de conciencia .

 

Nos colocamos en diferentes lugares del mundo

Por tanto nos colocamos en diferentes lugares del mundo porque también sabemos lo que sobrevendrá en este mundo. Así que, amados míos, hoy es el momento de superaros a vosotros mismos una y otra vez. Y el Gautama ha dicho que también es el momento en que los niños y los individuos en todos los niveles de conciencia deben entender que es probable que ocurran cambios terrestres y otras situaciones en formas tal vez inesperadas por vosotros.

 

Por consiguiente, sabed y comprended que nosotros, los Budas Dhyani, estamos aquí para mantener el equilibrio del planeta tierra. Es algo que debe hacerse, amados míos, de otra forma lo que veréis que ocurra será exactamente tal como ha venido ocurriendo.

En este momento de nuestra formidable actividad de luz, sabed también que hay muchos en la tierra que son oscuros y que pertenecen a la oscuridad. Por ello es muy importante que absolutamente toda en el planeta que comprenda el de los Budas Dhyani entre en el sendero y reciba una intensidad de luz y un foco que los lleve a través de la noche.

La noche es larga, sin embargo el amanecer vendrá. Pero antes de que esto ocurra veréis muchas cosas en la tierra que no deberían ser; pues, amados míos, los Budas Dhyani no pueden hacerlo todo.

 

Venimos a advertir tanto como a traer esperanza

Venimos, así, en los primeros días del año nuevo para advertiros de la oscuridad que viene. Venimos a traeros esperanza en la luz cintilante y deslumbrante de los es vivos que viven y se mueven entre vosotros, pero a los que tal vez no veis.

Tal vez no los veis, amados míos, porque tal vez habéis dejado al alma y sus manifestaciones en un nivel en el que estos avatares no pueden interactuar con vosotros, y vosotros no podéis interactuar con ellos.

Seguid, pues, las enseñanzas del Buda. Mirad de nuevo esas enseñanzas con profunda reverencia. Y daos cuenta de que, como muy pocos son capaces de volverse uno con los Budas Dhyani, debemos contar con vosotros y otros individuos en el mundo para que lleven a niveles de conciencia más elevados a aquellos que verdaderamente deben avanzar y seguir avanzando.

 

La carga que pesa sobre la tierra

Amados míos, ¿habéis notado que en años pasados, con la llegada del año nuevo, parecería que siempre ha ocurrido alguna calamidad, algo que ha descendido y ocasionado que algunos pierdan la vida? Esto ocurre año tras año, una y otra vez, una y otra vez. Ocurre, amados míos, por la carga que pesa sobre la tierra. Y esa carga debe ser levantada.

Sabed, pues, que éstos son días de alegría y oscuridad. Éstos son días de agitación; éstos son días en que muchas cosas salen a la superficie. Y sabréis y entenderéis qué es lo que hay que hacer y en última instancia qué es necesario hacer si todos los que sirven a toman sus llamados a la y caminan hacia grandes alturas de luz.

Dejad que la luz sea vuestro guarda y vuestra fortaleza. Dejad que la luz sea vuestro acercamiento a la unidad con , a la unidad de todos los que van de un lado a otro por el cosmos.

Somos los Budas Dhyani y estamos ante vuestra presencia. Os sellamos en el corazón de Dios. Y sellamos a los miembros de esta comunidad y a todos los que han formado parte de ella. Así pues, dicho esto nos vamos de entre vosotros hacia los habitantes de este mundo para ver cuánta mitigación puede y debe practicarse.

Por tanto, amados míos, seguid caminando, porque muchas, muchas, muchas almas esperan en este mismo momento que lo hagáis. Os sello en el nombre del Padre, del Hijo, del y de la Divina.

 

PoW vol. 42 # 9 – 28 de febrero de 1999 – © Church Universal and Triumphant

 

 

 

 

 

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El YO SOY EL QUE YO SOY (Éxodo 3:13-15), la presencia individualizada de Dios que es el foco de cada alma. La identidad divina del individuo; la Mónada Divina; la Fuente individual; el Padre. El origen del alma que se focaliza en los planos del Espíritu, justo arriba de la forma física; la personificación de la Llama de Dios para el individuo. Véase Gráfica de tu Ser Divino.

La luz espiritual es la energía de Dios; el potencial del Cristo. Como personificación del Espíritu, el término “Luz” puede utilizarse como sinónimo de los términos “Dios” y “Cristo”. Como esencia del Espíritu es sinónimo de “fuego sagrado”. Es la emanación del Gran Sol Central y de la Presencia YO SOY individualizada, y la Fuente de toda vida. Es lo que enciende la chispa divina, porque la Luz verdadera alumbra a toda manifestación de Dios que debe descender a un mundo oscurecido. El portador de Luz es el que desplaza la Oscuridad, y la Luz de su Presencia YO SOY proviene de los reinos del Día Eterno.

Juan 1:7-9

(sánscrito: budh, “despertar”, “saber”, “percibir”). Significa “el iluminado”. Denota una función en la jerarquía espiritual de mundos que se alcanza al pasar ciertas iniciaciones del fuego sagrado, entre ellas las de los siete rayos del Espíritu Santo y las de los cinco rayos secretos, la de la elevación del rayo femenino (el fuego sagrado de la Kundalini) y la de la “maestría del siete en los siete multiplicado por diez”.

Gautama alcanzó la iluminación búdica hace 25 siglos, sendero que había proseguido durante múltiples encarnaciones anteriores y que culminó en su meditación de 49 días bajo el árbol bo; de ahí que se le llame Gautama el Buda. Ocupa el cargo de Señor del Mundo, sosteniendo, con su cuerpo causal y su llama trina, la chispa divina y la conciencia de las evoluciones de la tierra que se acercan al sendero de la cristeidad personal. Su aura de amor y sabiduría que cubre al planeta surge de su devoción incomparable a la Madre Divina. Es el jerarca de Shamballa, el retiro original de Sanat Kumara, que ahora está en el plano etérico sobre el desierto del Gobi. El 18 de abril de 1981, el amado Gautama Buda estableció su Shamballa Occidental en el Retiro Interno del Royal Teton Ranch, sobre las tierras vírgenes de América, en los confines septentrionales del parque nacional Yellowstone. Véase Señor del Mundo, Shamballa.

El Señor Maitreya, el Cristo Cósmico, también ha pasado las iniciaciones búdicas. Es el tan esperado Buda Venidero, que ha salido a la luz para enseñar a todos los que se han alejado del camino de Gran Guru Sanat Kumara, de cuyo linaje descienden tanto él como Gautama. En la historia del planeta han existido numerosos budas que han auxiliado a las evoluciones de la humanidad en los pasos y etapas del sendero del bodhisattva. En Oriente se conoce a Jesús como el buda Issa, el Salvador del Mundo por amor y sabiduría de la Divinidad. Véase bodhisattva, Señor Maitreya.

En los años sesenta, nueve corrientes de vida no ascendidas que habían pasado las iniciaciones búdicas se ofrecieron a encarnar para asistir a las evoluciones de la Tierra durante su difícil y peligrosa transición a la era de Acuario. Su servicio mundial será reconocido cuando hayan alcanzado la edad del ejemplo búdico y crístico, de los 33 a los 36 años. El 1 de enero de 1983 Gautama Buda anunció que nueve budas que habían permanecido en el nirvana durante novecientos años estaban descendiendo por el haz de luz para entrar en el corazón de nueve individuos en este planeta y, a través de su presencia electrónica, en el campo de fuerza de miles de corazones dedicados. Gautama también otorgó la dispensación de que a partir de ese momento toda oración, mantra o cántico de los devotos del Cristo y del Buda se multiplicaría por el poder del corazón de Gautama y de los nueve budas.

A fines de 1966 la Diosa de la Pureza dijo que “de la gran llama de pureza cósmica, hace dos años nacieron en la tierra nueve niños, budas del corazón del Padre… La intención era que por el poder del tres veces tres estos niños santos traerían a la humanidad la gran conciencia de la pureza divina que sostiene nuestro amado Señor Gautama. Hoy vengo a vosotros con un mensaje que debería hacer despertar vuestro corazón a la necesidad de más decretos. Desde el nacimiento de estos niños santos uno de ellos salió la pantalla de la vida porque su entorno era tan impuro y carente de la llama de la pureza que no era apropiado para que surgiera la luz de ese corazón, que murió como una flor cortada de su tallo. Y, así, ocho de estos niños santos permanecen en el cuerpo planetario.” El noveno buda volvió a nacer subsecuentemente en Madrás, India.

Dios es un Espíritu y el alma es el potencial vivo de Dios. La petición de libre albedrío que el alma hizo  y su consiguiente separación de Dios tuvieron como consecuencia el descenso de este potencial al estado carnal inferior. Sembrada en deshonor, el alma está destinada a elevarse con honores a la plenitud de ese estado divino que es el Espíritu único de toda Vida. El alma puede perderse; el Espíritu no puede morir.

     El alma permanece como un potencial que ha caído a niveles más bajos de vibración y de conciencia, y debe ser imbuida de la realidad del Espíritu, purificada por medio de la oración y la súplica y devuelta a la gloria de la cual descendió y a la unidad del Todo. Esta reunión del alma con el Espíritu es el matrimonio alquímico, que determina el destino del ser y lo convierte en uno con la Verdad inmortal. Cumplido este ritual, el Ser superior se corona Señor de la Vida y se descubre que el potencial de Dios realizado en el hombre es el Todo-en-todo.

La entrada estrecha y el camino angosto que conduce a la vida (Mateo 7:14). El sendero de iniciación por el cual el discípulo que va en pos de la conciencia crística supera paso a paso las limitaciones de la individualidad en el tiempo y el espacio y alcanza la reunión con la Realidad a través del ritual de la ascensión.
(sánscrito: avatara, “descenso”; de avatarati, “él desciende”; de ava-, “desde” + tarati, “él cruza sobre”). La encarnación de la Palabra; el descenso o cruce del Cristo Universal del plano del Espíritu al plano de la MateriaEl avatar de una era es el Cristo (encarnación del hijo de Dios [Vishnu], la Segunda Persona de la Trinidad), quien, junto con su complemento divino, Shakti, o llama gemela, “prefigura” y “desempeña”, en conciencia y en los cuatro cuerpos inferiores, la matriz arquetípica de Dios Padre/Madre para la evolución de las almas durante un ciclo de dos mil años. Los avatares principales de una era son dos: los prototipos masculino y femenino que encarnan o muestran con el ejemplo el sendero de iniciación designado por las jerarquías solares responsables de las ondas de vida que avanzan hacia el centro del Cristo Cósmico a través de la Puerta Abierta (el Maestro y la Enseñanza) de esa dispensación de dos mil años. Según el karma de la humanidad, el statu quo evolutivo de los hijos de Dios (el progreso o la falta de progreso del alma durante dispensaciones pasadas) y los requisitos del Logos, los manus pueden designar a muchos seres crísticos —a aquellos que están dotados de extraordinaria luz— para que se presenten como instructores del mundo y guías. Los seres crísticos demuestran, en una época dada, la ley del Logos, desacelerada por el manu o los manus y el avatar o los avatares, hasta que se haga carne mediante su propia palabra y obra: hasta que alcance su victoria última en su cumplimiento en todas las almas de luz enviadas a conquistar el tiempo y el espacio en esa era.
Chohán del séptimo rayo, de la libertad. Maestro ascendido. Jerarca de la era de Acuario y patrocinador de los Estados Unidos de América. Inicia a las almas en la ciencia y el ritual de la alquimia y la transmutación con la llama violeta, mediante el poder de la Palabra hablada, la meditación y la visualización. Su retiro en América del Norte es la Cueva de los Símbolos en Table Mountain, Wyoming. También utiliza el Retiro del Royal Teton en el Grand Teton, en Jackson Hole (Wyoming); el retiro de su guru, el Gran Director Divino, la Cueva de la Luz en la India; y la Mansión de Rakoczy, su foco en Transilvania. Las melodías clave de la Mansión de Rakoczy son: Cuentos de los Bosques de Viena y la Mar­cha Rakoczy. Véase Tabla de los ocho rayos .
Es un aspecto del séptimo rayo del Espíritu Santo. Es el fuego sagrado que transmuta la causa, el efecto, el registro y el recuerdo del pecado, es decir, del karma negativo. También se le denomina llama de la transmutación, de la libertad y del perdón. Cuando la llama violeta se invoca por medio de la ciencia de la Palabra hablada, produce cambios constructivos.
Gran Guru de la simiente del Cristo a lo largo y ancho del cosmos; jerarca de Venus; el Anciano de Días mencionado en Daniel 7:9, 13, 22; uno de los Siete Santos Kumaras. Hace mucho tiempo vino a la tierra en los momentos más oscuros de ésta, cuando toda la luz se había extinguido en sus evoluciones, pues no quedaba un solo individuo en el planeta que diera adoración a la Presencia de Dios. Ciento cuarenta y cuatro mil almas se ofrecieron como voluntarias para auxiliar a Sanat Kumara en su misión y lo acompañaron junto con legiones de ángeles…

La Tercera Persona de la Trinidad; la omnipresencia de Dios; las lenguas hendidas de fuego que focalizan a Dios Padre-Madre, también llamado el fuego sagrado; las energías de Vida que animan a un cosmos. En la Trinidad hindú de Brahma, Vishnu y Shiva, el Espíritu Santo corresponde a Shiva, conocido como el Destructor-Liberador porque su amor que todo lo consume, cuando se invoca en los planos de la Materia, ata a las fuerzas del mal y transmuta la causa y el efecto de las creaciones erróneas de los hombres, liberándolos de la prisión de su karma y de los seres oscuros que la habitan. El prana es la esencia del Espíritu Santo que ingerimos con el aliento del fuego sagrado a través de los chakras para nutrir a los cuatro cuerpos inferiores. El Espíritu Santo es el foco del equilibrio del Dios Padre-Madre en el núcleo de fuego blanco del ser. El exorcismo de los espíritus malignos y de las entidades impuras se realiza mediante el fuego sagrado del Espíritu Santo, en el nombre del Cristo y del YO SOY EL QUE YO SOY. Los nueve dones del Espíritu Santo son poderes que se otorgan a los siervos del Señor para atar a la muerte y el infierno y realizar Sus obras en la tierra.

La Persona y la Llama del Espíritu Santo es el Consolador que Jesús prometió que vendría cuando nuestro Señor nos dejara –a iluminarnos, a instruirnos y a hacernos recordar todas las cosas que el amado Jesús nos ha enseñado, tanto en la tierra como en el cielo. Cada vez que un hijo o hija de Dios asciende a la Presencia del YO SOY EL QUE YO SOY, el Espíritu Santo desciende para llenar el vacío y magnificar la Presencia del Señor en la tierra. Es éste el ritual del descenso del Espíritu Santo prometido por Jesús a sus discípulos cuando el Maestro dijo: “Permaneced en la ciudad de Jerusalén hasta que seáis dotados del poder de las alturas”, cosa que ocurrió en Pentecostés después del ascenso de Jesús al cielo.

El representante de la llama del Espíritu Santo para las evoluciones de la tierra es el maestro ascendido que ocupa el cargo de Maha Chohán . El Espíritu Santo es la Personalidad Impersonal de la Divinidad y está ubicada en el lado occidental de la Ciudad Cuadrangular. Véase Gráfica de tu Ser Divino.

1 Corintios 12:4-11; Juan 14:16, 26; 16:7; Lucas 24:49, 51; Marcos 16-19; Hechos 2:1-4

Madre Divina, Madre Universal y Virgen Cósmica son otros tantos términos para designar la polaridad femenina de la Divinidad, la manifestación de Dios como Ma­dre. La Materia [inglés: Matter] es la polaridad femenina del Espíritu y los maestros ascendidos utilizan el término  alternadamente con Mater (latín: “madre”). En este contexto, todo el cosmos material se convierte en el vientre de la creación, hacia el cual el Espíritu proyecta las energías de la Vida. La Materia es, entonces, el vientre de la Virgen Cósmica, quien, como la otra mitad del Todo Divino, también existe en el Espíritu como polaridad espiritual de Dios.

Jesús mismo reconoció a Alfa y Omega como los más altos representantes del Dios Padre-Madre y con frecuencia se refirió a Alfa como Padre y a Omega como Madre. Quienes asumen la polaridad femenina de la conciencia después de su ascensión son maestras ascendidas. Junto con todos los seres femeninos (polarizados femeninamente) en las octavas de luz, son los focos de la llama de la Madre Divina para las evoluciones de la humanidad que se desarrollan en muchos sistemas de mundos. Sin embargo, siendo andróginos, todos los miembros de las huestes celestia­les son focos de cualquiera de los atributos masculinos o femeninos de la Divinidad a voluntad, pues ya han entrado en las esferas de la Totalidad Divina. Madre de la Llama (o Madre del Mundo). Cargo en la jerarquía que ocupan sucesivamente aquellas devotas no ascendidas designa­das por la Gran Hermandad Blanca para nutrir, o incubar, la llama de la Vida en toda la especie humana. En 1961, Clara Louise Kieninger fue nombrada primera Madre de la Llama de la Fraternidad de Guardianes de la Llama por Saint Germain. El 9 de abril de 1966, ese manto fue transferido a la mensajera Elizabeth Clare Prophet. En ese momento Clara Louise Kieninger se convirtió en la Madre de la Llama Regente. Hizo su ascensión el 25 de octubre de 1970 en Berkeley, California, y continúa ocupando ese cargo desde el estado ascendido.