Los Cinco Budas Dhyani son: Vairochana, Akshobhya, Ratnasambhava, Amitabha y Amoghasiddhi. Los budistas tibetanos creen que el , el ser primordial y más elevado, creó a los Budas Dhyani mediante sus poderes meditativos.
Los Cinco Budas Dhyani son budas celestiales a los que visualizamos durante la meditación. La palabra Dhyani deriva del sánscrito dhyana, que significa “meditación”. A los Budas Dhyani también se les llama jinas (“vencedores” o “conquistadores”) y son considerados los grandes sanadores de mente y . No son figuras históricas, como el Gautama, sino seres trascendentes que simbolizan principios o fuerzas divinos universales. Representan varios aspectos de la conciencia iluminada y son guías para la transformación espiritual.
A cada Buda Dhyani se le asocian ciertos atributos y símbolos. Cada uno encarna una de las cinco sabidurías, antídoto para los cinco venenos mortales que constituyen el mayor peligro para el progreso espiritual del hombre y lo mantienen atado a la existencia mundana. Los budistas enseñan que los Budas Dhyani pueden transmutar los cinco venenos en sus sabidurías trascendentes. El Libro tibetano de los muertos recomienda que el devoto medite en los Cinco Budas Dhyani para que sus sabidurías reemplacen las fuerzas negativas a las que ha permitido que se apoderen de su interior.
Cada Buda rige sobre una de las direcciones del espacio (puntos cardinales) y uno de los reinos cósmicos: éter, agua, tierra, fuego y aire. Los Budas Dhyani también personifican los cinco , los componentes que conforman la existencia cósmica, así como la personalidad humana. Estos componentes son: conciencia, forma, sentimiento, percepción y volición.
Además, se asocia a cada Buda Dhyani un color específico, un (gesto de la mano), un animal simbólico que sostiene su trono, un símbolo sagrado y un , que representa su esencia. Puede utilizarse junto con la sílaba sagrada y el nombre del Buda para crear un , esto es, una serie de sílabas místicas que tienen un significado esotérico. En el hinduismo y el budismo los discípulos recitan mantras para evocar el poder y la presencia de un ser divino. En algunas tradiciones los devotos usan mantras durante la meditación para convertirse en uno con la deidad que están invocando.
Repitiendo el mantra y asumiendo el mudra de cualquier buda ―escribe Sangharakshita, monje budista e instructor― uno puede no sólo ponerse en correspondencia o alineación con el orden particular de realidad que personifica el buda sino también verse infundido por su poder trascendental.
Mandalas: mapas para la unión mística
Los budistas a menudo representan a los Budas Dhyani en un , palabra sánscrita que significa “círculo”, traducida en los textos tibetanos como “centro” o “lo que rodea.” Algunos dicen que la palabra deriva de manda, que significa “esencia”. El mandala es un círculo que denota integridad, completud y la perfección de la budeidad. Y también un “círculo de amigos”: una reunión de budas. Tradicionalmente los mandalas son pintados sobre thangkas (pinturas en pergaminos enmarcados en seda); dibujados con arena de colores; representados por montones de arroz; o construidos en tres dimensiones, a menudo en metal fundido. Se coloca a un Buda Dhyani en el centro, así como en cada uno de los puntos cardinales del mandala. Los budistas usan los mandalas como ayuda en la meditación y la visualización.
“Todos los mandalas ―escribe el tibetólogo Detlef Lauf― se originan en las sílabas semilla, o bija mantras, de las deidades. Durante la meditación en estos mantras se despliega una radiación elemental de luz, desde la cual viene la imagen de los budas… El mandala externo entero es un modelo de ese patrón espiritual que el individuo que medita ve dentro de sí mismo y que debe esforzarse por experimentar en su propia conciencia.”
Mantras a los Cinco Budas Dhyani y a Vajrasattva
VAIROCHANA
OM VAIROCHANA OM
¡Inúndanos con la Omni-penetrante Sabiduría
del Dharmakaya,
mi Poderosa Presencia YO SOY!
¡Mediante tu fuego sagrado consume en mí
el veneno de la ignorancia!
El nombre Vairochana significa “El Que Es Como el Sol”, “El Radiante”. Vairochana representa ya sea la integración o el origen de los Budas Dhyani. Su sabiduría es la Sabiduría del Dharmadhatu, el Reino de la Verdad, en el que todas las cosas existen como realmente son. La sabiduría de Vairochana se conoce también como Sabiduría Omnipresente del Dharmakaya, esto es, el Cuerpo de la Ley, o la absoluta naturaleza del Buda. También representa el alrededor de la en la .
La sabiduría trascendente de Vairochana revela el reino de la realidad más elevada y es el antídoto para el veneno de la ignorancia, o ilusión. Se considera que su sabiduría es el origen o la suma de todas las sabidurías de los Budas Dhyani.
Generalmente Vairochana está ubicado en el centro de los mandalas de Budas Dhyani. Según algunos textos, se sitúa en el Este. Su color es el blanco (o el azul), que simboliza una conciencia pura. Rige el elemento éter y encarna el skandha de la conciencia. En algunos sistemas se le asocia con el skandha de la forma.
Su símbolo es el dharmachakra, la rueda de la enseñanza, o la rueda de la Ley. Denota la enseñanza del Buda. Los ocho radios de la rueda representan el , que Gautama reveló en su primer sermón después de alcanzar la iluminación. El trono de loto de Vairochana está sostenido por el león, símbolo de coraje, valentía y un espíritu ardiente, de progreso.
Su mudra es el mudra dharmachakra, el gesto de hacer girar la rueda de la enseñanza. En virtud de que encarna la sabiduría de todos los budas, el bija de Vairochana es el sonido universal Om. Su mantra es: OM VAIROCHANA OM
No hace mucho Vairochana pasó a ser el octavo miembro del , un grupo de supervisores espirituales que adjudican el a las evoluciones de este sistema de mundos. Explicó así su papel específico en el Consejo Kármico, concedido por dispensación de todos los budas:
Mi papel será ayudar a los que tienen y son sinceros pero que se han desviado del curso de la Realidad, considerando que su karma era demasiado difícil de soportar… Deseo enseñar a todos los que me lo soliciten aquello que necesiten saber para llegar al final del camino, al Hogar.
Deseo enseñar a cierto nivel de almas que, con mi apoyo y el apoyo de todos nosotros, tengan la oportunidad de alcanzar la meta, mientras que sin ese apoyo podrían no conseguirlo...
Os ayudaré. Os prepararé. Os mostraré cómo, con profunda humildad y con fortaleza interna, dominaréis todos los defectos de carácter que son puertas abiertas a las espirales negativas y a los rasgos negativos, y seguiréis adelante con vuestra razón de ser —por qué encarnasteis en esta vida en las circunstancias en que os encontráis—, y sabréis que encarnasteis con objeto de saldar vuestro karma y poder cumplir vuestra misión.
AKSHOBHYA
OM AKSHOBHYA HUM
¡Inúndanos con la Sabiduría como un Espejo!
¡Mediante tu fuego sagrado consume en mí
el veneno de toda
ira, odio y la creación del odio!
El nombre Akshobhya significa “Inamovible” o “Imperturbable”. La Sabiduría Clara como un Espejo de Akshobhya refleja todas las cosas apacible y acríticamente y revela su verdadera naturaleza. Un texto dice: “De igual forma en que uno ve su reflejo en un espejo, el Dharmakaya se ve en el Espejo de la Sabiduría.” La Sabiduría en Espejo es el antídoto para el veneno del odio y la ira.
En el mandala de los Cinco Budas Dhyani se suele colocar a Akshobhya en el Este (parte inferior) pero algunas veces también en el centro. Su color es el azul. Rige el elemento agua y personifica el skandha de la forma. En algunos sistemas está asociado al skandha de la conciencia. El trono de loto de Akshobhya está sostenido por el elefante, símbolo de constancia y fortaleza.
Su símbolo es el vajra, también llamado rayo o cetro de diamante. El vajra denota iluminación, la indestructible y adamantina naturaleza de la conciencia pura, o la esencia de la Realidad. En algunas tradiciones el vajra significa la unión del hombre y el Buda; un extremo del vajra simboliza el reino macrocósmico del Buda y el otro, el reino microcósmico del hombre.
El mudra de Akshobhya está formado por su mano derecha y es el mudra bhumisparsha, eI gesto de tocar la tierra. Este gesto denota imperturbabilidad. Es el mudra que el Buda Gautama usó para convocar a la tierra como testigo de su derecho a alcanzar la iluminación cuando Mara, el Maligno, lo desafió.
El paraíso de Akshobhya es Abhirati, la Tierra del Gran Regocijo Extraordinario. Los budistas creen que quien ahí renace no puede volver a caer en un nivel inferior de conciencia. El bija de Akshobhya es Hum, y su mantra es: Om Akshobhya Hum
Dice Akshobhya:
El camino parece intrincado, pero lo intrincado es la complicación del karma tejido y vuelto a tejer. Lo complicado de destejer los hilos del karma es lo que parece hacer del algo tan complicado. Pero finalmente, cuando todos esos componentes de los hilos del karma se hayan consumido en una gran hoguera de fuego violeta, sabréis, y un día recordaréis que lo he dicho, que la entrada es la sencillez misma, la humildad misma, la pureza misma.
RATNASAMBHAVA
OM RATNASAMBHAVA TRAM
¡Inúndanos con la Sabiduría de la Igualdad!
¡Mediante tu fuego sagrado consume en mí
el veneno del orgullo
espiritual, intelectual y humano!
El nombre Ratnasambhava significa “Nacido de la Joya” u “Origen de las Joyas”. Las Tres Joyas son el Buda, el Dharma y la Sangha. El Buda es el Iluminado, el Guru, el eje de la rueda de la Ley. El Dharma es la Enseñanza, o la Ley. La Sangha es la Comunidad.
Ratnasambhava transmuta el veneno del orgullo (el orgullo espiritual, intelectual y humano) en la Sabiduría de la Igualdad. Los budistas tibetanos enseñan que con la Sabiduría de la Igualdad uno ve todas las cosas con divina imparcialidad y reconoce la igualdad divina de todos los seres. Uno ve a todos los seres y al Buda poseyendo la misma naturaleza.
Ratnasambhava es el Buda Dhyani del Sur. Su color es el amarillo, el color del sol en el cenit. Rige el elemento tierra y encarna el skandha del sentimiento o la sensación.
Algunas veces se le representa sosteniendo su símbolo, el ratna (joya) o chintamani (joya que concede todos los deseos correctos). El chintamani es un símbolo de la mente liberada.
El trono de Ratnasambhava está sostenido por un caballo, que denota ímpetu y liberación. Su mudra es el mudra varada. Es el gesto de dar, o de caridad, que lo representa ofrendando compasión y protección a sus discípulos. Su bija es Tram y su mantra es: Om Ratnasambhava Tram
Dice Ratnasambhava:
Oh benditos míos, Dios ha valorado tanto a cada cual que a cada cual ha dado la mismísima imagen de Sí mismo, la Presencia YO SOY, el Santo Ser Crístico, a cuya imagen estáis hechos. Hallad la joya, hallad la joya. Hallad la Sangha, hallad al Buda, hallad el Dharma, todo ello encerrado en la del interior.
AMITHABA
OM AMITHABA HRIH
¡Inúndanos con la Sabiduría Discriminadora!
¡Mediante tu fuego sagrado consume en mí
el veneno de las pasiones,
de todo deseo, codicia, avaricia y lujuria!
El nombre Amitabha significa “Luz infinita”. La Sabiduría Discriminadora de Amitabha conquista el veneno de las pasiones: todos los deseos exacerbados, la codicia, la avaricia y la lujuria. Con esta sabiduría, el discípulo discierne a todos los seres separadamente y sin embargo sabe que cada ser es una expresión individual de El Que Es Uno.
En el mandala de los Budas Dhyani, Amitabha está colocado al Oeste. Su color es el rosa (rojo), el color del sol poniente. Rige el elemento fuego y personifica el skandha de la percepción. Así, se considera que el ojo y la facultad de la visión están asociados a Amitabha. El pavo real con “ojos” en las plumas es el que sostiene su trono. El pavo real simboliza la gracia.
El símbolo de Amitabha es el padma, o loto. En el budismo, el loto puede simbolizar muchas cosas, incluyendo el desarrollo espiritual, la pureza, la verdadera naturaleza de los seres realizada mediante la iluminación, y la compasión, la forma purificada de la pasión.
Los devotos aspiran a nacer de nuevo en el Paraíso Occidental de Amitabha, conocido como Sukhavati, donde las condiciones son ideales para alcanzar la iluminación. Su mudra es el mudra dhyana (meditación). Su bija es Hrih y su mantra es Om Amitabha Hrih.
Algunos consideran a Amitabha como sinónimo de Amitayus, el Buda de la Vida Infinita. Otros honran a Amitayus como una forma de Amitabha o como un Buda distinto. Habitualmente se representa a Amitayus sosteniendo el recipiente del elixir de la vida inmortal. Muchas veces brota de la cubierta de su recipiente un diminuto árbol , lo cual representa la unión de lo espiritual y lo material.
AMOGHASIDDHI
OM AMOGHASIDDHI AH
¡Inúndanos con la Sabiduría que Todo lo Logra,
la Sabiduría de la Acción Perfeccionada!
¡Mediante tu fuego sagrado consume en mí
el veneno de la envidia y los celos!
El nombre Amoghasiddhi significa “Todopoderoso Conquistador”, o “El Que Infaliblemente Alcanza Su Meta”. La Sabiduría Que Todo Lo Alcanza de Amoghasiddhi, o la Sabiduría de la Acción Perfeccionada, es el antídoto del veneno de la envidia y los celos. Esta sabiduría confiere perseverancia, juicio infalible y acción inerrable.
Amoghasiddhi representa la realización práctica de la sabiduría de los otros Budas Dhyani. Se describe a Amoghasiddhi como el Buda Dhyani de la realización del sendero del . Un bodhisattva es el que ha renunciado a la dicha del , haciendo un voto de liberar primero a todos los seres.
Amoghasiddhi es el Buda Dhyani del Norte. Su color es el verde, que simboliza el sol de media noche. Rige el elemento aire y encarna el skandha de la volición, también llamado el skandha de los fenómenos mentales o de las tendencias de la mente. Su símbolo es el vishvavajra, o doble vajra, compuesto por dos vajras cruzados; simboliza la más elevada comprensión de la verdad y el poder espiritual de un buda.
El trono de Amoghasiddhi está sostenido por garudas, figuras míticas mitad hombre y mitad ave. En relación con Amoghasiddhi, el lama Govinda dice que la garuda simboliza al “hombre en transición hacia una nueva dimensión de conciencia… la transición del estado humano al sobrehumano, que tiene lugar en la misteriosa oscuridad de la noche, invisible al ojo”.
El mudra de Amoghasiddhi es el mudra abhaya. Es el gesto de arrojo y protección. La mano derecha está levantada con la palma hacia afuera y a la altura del corazón. La mano izquierda está en el regazo con la palma en forma de copa o colocada en el corazón, con los dedos hacia el interior. El bija de Amoghasiddhi es Ah y su mantra es: Om Amoghasiddhi Ah
VAJRASATTVA,
portavoz de los Cinco Budas Dhyani
OM VAJRASATTVA HUM
¡Inúndanos con la sabiduría
de la Voluntad Diamantina de Dios!
¡Mediante tu fuego sagrado consume en mí
los venenos de la falta de Voluntad y de Identidad:
temor, duda y falta de fe en Dios, el Gran Guru!
OM HUM TRAM HRIH AH
OMMMMMMMMMMMMMMM
¡Ven, Vairochana! ¡Ven, Akshobhya!
¡Ven, Ratnasambhava!
¡Ven, Amitabha! ¡Ven, Amoghasiddhi!
¡Ven, Vajrasattva!
En un dictado del 19 de abril de 1992 el nos instó a que por sobre todas las cosas hagamos uso de los antídotos de los Budas Dhyani para convertirnos en los amos de nuestras circunstancias:
Convertíos en los amos de vuestra vida… Por lo tanto os digo: cuidado con los venenos. Cuidado con los venenos y abrazad los antídotos de los Budas Dhyani. Abrazad los antídotos, amados míos, porque los venenos llegan y envenenan la mente y envenenan todos los órganos del cuerpo. Envenenan los deseos y los pensamientos y los sentimientos. Sí, amados míos, los budas han enseñado, los antiguos han dado la alerta, los textos han escrito y nosotros los maestros ascendidos os hemos traído la nueva dispensación, basándonos en los cimientos de todo el pasado. Sabed, pues, que examinar los cimientos y el misticismo auténtico de las grandes religiones del mundo es perentorio en esta hora.
Dios es un Espíritu y el alma es el potencial vivo de Dios. La petición de libre albedrío que el alma hizo y su consiguiente separación de Dios tuvieron como consecuencia el descenso de este potencial al estado carnal inferior. Sembrada en deshonor, el alma está destinada a elevarse con honores a la plenitud de ese estado divino que es el Espíritu único de toda Vida. El alma puede perderse; el Espíritu no puede morir.
El alma permanece como un potencial que ha caído a niveles más bajos de vibración y de conciencia, y debe ser imbuida de la realidad del Espíritu, purificada por medio de la oración y la súplica y devuelta a la gloria de la cual descendió y a la unidad del Todo. Esta reunión del alma con el Espíritu es el matrimonio alquímico, que determina el destino del ser y lo convierte en uno con la Verdad inmortal. Cumplido este ritual, el Ser superior se corona Señor de la Vida y se descubre que el potencial de Dios realizado en el hombre es el Todo-en-todo.
(sánscrito: budh, “despertar”, “saber”, “percibir”). Significa “el iluminado”. Denota una función en la jerarquía espiritual de mundos que se alcanza al pasar ciertas iniciaciones del fuego sagrado, entre ellas las de los siete rayos del Espíritu Santo y las de los cinco rayos secretos, la de la elevación del rayo femenino (el fuego sagrado de la Kundalini) y la de la “maestría del siete en los siete multiplicado por diez”.
Gautama alcanzó la iluminación búdica hace 25 siglos, sendero que había proseguido durante múltiples encarnaciones anteriores y que culminó en su meditación de 49 días bajo el árbol bo; de ahí que se le llame Gautama el Buda. Ocupa el cargo de Señor del Mundo, sosteniendo, con su cuerpo causal y su llama trina, la chispa divina y la conciencia de las evoluciones de la tierra que se acercan al sendero de la cristeidad personal. Su aura de amor y sabiduría que cubre al planeta surge de su devoción incomparable a la Madre Divina. Es el jerarca de Shamballa, el retiro original de Sanat Kumara, que ahora está en el plano etérico sobre el desierto del Gobi. El 18 de abril de 1981, el amado Gautama Buda estableció su Shamballa Occidental en el Retiro Interno del Royal Teton Ranch, sobre las tierras vírgenes de América, en los confines septentrionales del parque nacional Yellowstone. Véase Señor del Mundo, Shamballa.
El Señor Maitreya, el Cristo Cósmico, también ha pasado las iniciaciones búdicas. Es el tan esperado Buda Venidero, que ha salido a la luz para enseñar a todos los que se han alejado del camino de Gran Guru Sanat Kumara, de cuyo linaje descienden tanto él como Gautama. En la historia del planeta han existido numerosos budas que han auxiliado a las evoluciones de la humanidad en los pasos y etapas del sendero del bodhisattva. En Oriente se conoce a Jesús como el buda Issa, el Salvador del Mundo por amor y sabiduría de la Divinidad. Véase bodhisattva, Señor Maitreya.
En los años sesenta, nueve corrientes de vida no ascendidas que habían pasado las iniciaciones búdicas se ofrecieron a encarnar para asistir a las evoluciones de la Tierra durante su difícil y peligrosa transición a la era de Acuario. Su servicio mundial será reconocido cuando hayan alcanzado la edad del ejemplo búdico y crístico, de los 33 a los 36 años. El 1 de enero de 1983 Gautama Buda anunció que nueve budas que habían permanecido en el nirvana durante novecientos años estaban descendiendo por el haz de luz para entrar en el corazón de nueve individuos en este planeta y, a través de su presencia electrónica, en el campo de fuerza de miles de corazones dedicados. Gautama también otorgó la dispensación de que a partir de ese momento toda oración, mantra o cántico de los devotos del Cristo y del Buda se multiplicaría por el poder del corazón de Gautama y de los nueve budas.
A fines de 1966 la Diosa de la Pureza dijo que “de la gran llama de pureza cósmica, hace dos años nacieron en la tierra nueve niños, budas del corazón del Padre… La intención era que por el poder del tres veces tres estos niños santos traerían a la humanidad la gran conciencia de la pureza divina que sostiene nuestro amado Señor Gautama. Hoy vengo a vosotros con un mensaje que debería hacer despertar vuestro corazón a la necesidad de más decretos. Desde el nacimiento de estos niños santos uno de ellos salió la pantalla de la vida porque su entorno era tan impuro y carente de la llama de la pureza que no era apropiado para que surgiera la luz de ese corazón, que murió como una flor cortada de su tallo. Y, así, ocho de estos niños santos permanecen en el cuerpo planetario.” El noveno buda volvió a nacer subsecuentemente en Madrás, India.
(sánscrito, “sello”, “marca” o “gesto”). Gesto simbólico principalmente de las manos y los dedos, utilizado en ceremonias, estatuas y arte budista así como en la danza de la India y en el yoga. Algunos se realizan con el cuerpo entero.
El uso de las manos en gestos simbólicos con el fin de emitir luz para un propósito específico. En las manos y los cinco dedos hay centros sagrados que contienen el poder para curar y emitir bendiciones. Por eso, combinar un mantra con un mudra da el poder del chakra de la garganta, que es uno de los siete rayos, y el poder de la emisión de los cinco rayos secretos, anclados en las manos.
Sangharakshita, monje budista y académico, describe la tradición budista de que “repitiendo el mantra y asumiendo el mudra de cualquier buda o bodhisattva… uno puede no solamente ponerse en correspondencia o alineación con el particular orden de realidad que personifica sino también imbuirse de su poder trascendental”.
[Fonema monosilábico con una pronunciación específica que está en la base de la construcción de la mayoría de los mantras del hinduismo y del budismo. Los bijas se consideran “vibraciones” de la conciencia primordial creadora. El bija más conocido es el OM, “el bija que contiene todos los demás bijas”. Un bija no tiene un particular significado, es el “verbo creador” con poder de curación. Se percibe generalmente como la vibración sonora de una divinidad que contiene en germen todos sus poderes. Compárese con melodía clave.]
Melodía clave: La melodía individual de nuestra Presencia YO SOY. “Es como si el Señor tomara la música esférica de toda la creación y la pasara a través de un prisma y cada uno escucha su melodía crística individual. La melodía clave es el código de la creación –de cada componente, de cada elemento. Es la melodía que las estrellas matinales cantaron al unísono en el momento del nacimiento del alma, que sale del Gran Cuerpo Causal a cumplir sus ciclos” (Juan El Amado). Es la “canción de nuestra alma”, una “melodía sagrada” que podemos cantar a nuestro creador. Es la afirmación científica de nuestro ser.“Zadkiel, el arcángel del séptimo rayo, se aseguró de que los chelas de la nueva era entiendan la alegría de la llama, y por eso dio a la llama violeta el nombre de ‘llama violeta cantarina’. Porque esta llameante presencia hace que los átomos y las moléculas de tu ser ‘canten’ al reanudar su frecuencia normal, y con ello se ponen a ‘tono’ con la melodía clave de tu corriente de vida.Esta melodía clave es el sonido del acorde de tu Presencia YO SOY. Y cuando, por la acción de la llama violeta, liberas las energías de tus cuatro cuerpos inferiores para responder a ese acorde, el maravilloso mundo del microcosmos se mueve en armonía con el gran Macrocosmos de tu Presencia YO SOY y cuerpo causal” (El Morya, 9 de febrero de 1975). La melodía clave de los seres celestiales captura las frecuencias de su presencia electrónica. “Si no podemos ver a los maestros, ni oírlos si ni conversar con ellos, si no sabemos cómo caminar y hablar conscientemente con los maestros en el sendero de la vida, hay algo que sí podemos hacer: podemos ir al corazón de la música inspirada por las huestes celestiales a muchos músicos capacitados en la tierra que sirven en el quinto rayo de la verdad, la ciencia, la curación y la música y siguen el rastro de la música hasta el corazón de los maestros. Sí, podemos seguir el rastro hasta su corazón y luego al corazón de la música y seguir el rastro hasta nuestra alma, nuestro Santo Ser Crístico y nuestra amada Presencia YO SOY” (Elizabeth Clare Prophet, 2 de julio de 1995).Un factor importante es que el nombre del maestro o del ángel es también una “melodía clave”. Podemos por ello pronunciar el nombre del maestro y pedir su presencia mientras tocamos su melodía clave. La música más importante que podemos escuchar son las melodías clave de los seres celestiales. Es la música que debería escucharse en las tiendas y los lugares públicos.
AUM. Silaba sagrada. El sonido universal.
Fórmula mística o invocación; palabra o combinación de palabras que se consideran sagradas, a menudo en sánscrito, que se recita o canta con el fin de intensificar la acción del Espíritu de Dios en el hombre; forma de oración que consiste en una palabra o grupo de palabras que se canta una y otra vez para atraer un aspecto particular de la Deidad o de un ser que materializa ese aspecto de la Deidad. Según la tradición hindú, los sabios que recibieron los mantras por inspiración divina eran capaces de escuchar los tonos fundamentales del universo. Véase decreto.
[Definición del hinduismo: “mantra significa ‘instrumento para pensar’, es una herramienta utilizada para transformar la mente. En la práctica, un mantra es un sonido, palabra o frase sagrados que se pueden recitar en voz alta, en voz baja o mentalmente. Aunque se expresa físicamente como sonido, la verdadera esencia de un mantra es la vibración insonora de la energía divina integrada en él. Un mantra trabaja con una mente enfocada y llevando la atención hacia el interior; progresivamente conducirá a niveles de conciencia más elevados y más sutiles.”]
(sánscrito: “círculo”). Término de origen hindú, que aparece en el Rig Veda, usado también en el budismo. La forma básica de un mandala es un cuadrado con cuatro puertas que contiene un círculo con un punto central; cada puerta tiene forma de “T”. En diversas tradiciones espirituales se utiliza para enfocar la atención de aspirantes y adeptos como ayuda para la meditación. Término genérico para cualquier plan, gráfica o patrón geométrico que representa el cosmos metafísica o simbólicamente; un microcosmos del universo desde la perspectiva humana.
El cuerpo de la Primera Causa; siete esferas concéntricas de luz y conciencia que se interpenetran y que rodean a la Presencia YO SOY en los planos más altos del Espíritu, cuyo moméntum, incrementado por las palabras y las obras buenas del SEÑOR manifestadas por el alma en todas sus vidas pasadas, es accesible hoy en todo momento, según lo necesitemos. Nuestros recursos espirituales y nuestra creatividad —talentos, gracias, dones y genio, almacenados debido a un servicio ejemplar en los siete rayos— pueden ser atraídos desde el cuerpo causal con invocaciones a la Presencia YO SOY en el nombre del Ser Crístico. Además de ser el lugar donde nos “hacemos tesoros en el cielo” —el almacén de toda cosa buena y perfecta que forma parte de nuestra verdadera identidad—, las grandes esferas del cuerpo causal son el lugar de morada de Dios el Altísimo al que Jesús se refirió cuando dijo: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay… voy, pues, a preparar lugar para vosotros… Vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo: para que donde yo estoy [ahí donde YO, el Cristo encarnado, SOY en la Presencia YO SOY] vosotros también estéis.” El cuerpo causal es la mansión, o morada, del Espíritu del YO SOY EL QUE YO SOY al cual el alma retorna a través de Cristo Jesús y el Ser Crístico individual en el ritual de la ascensión. Pablo se refería al cuerpo causal como la estrella de la individualización de la Llama de Dios de todo hombre cuando dijo: “porque una estrella es diferente de otra en gloria”. Véase Gráfica de tu Ser Divino.
Mateo 6:19-21; Juan 14:2; 3:1; 1 Corintios 15:41
En la gráfica están representadas tres figuras, que denominaremos figura superior, figura media y figura inferior.
La figura superior es la Presencia YO SOY, el YO SOY EL QUE YO SOY, la presencia de Dios individualizada para cada hijo e hija del Altísimo. La Mónada Divina consiste en la Presencia YO SOY rodeada de las esferas (anillos de color) de luz que componen el cuerpo de la Primera Causa, o Cuerpo Causal. Estas esferas son las múltiples mansiones de la casa del Padre donde nosotros mismos acumulamos “tesoros en el cielo”. Nuestros tesoros son nuestras palabras y obras dignas de nuestro Creador, pensamientos y sentimientos positivos, nuestras victorias en lo que es justo y las virtudes que hemos encarnado para la gloria de Dios. Cuando juiciosamente hacemos uso del libre albedrío, las energías de Dios que calificamos con armonía ascienden de manera automática al Cuerpo Causal. Estas energías se depositan en las esferas de luz que corresponden a los siete chakras y a los siete rayos de colores que utilizamos en nuestras actividades creativas. Se agregan a nuestra corriente de vida como “talentos”, que podemos acrecentar en la medida en que les demos buen uso en una encarnación tras otra.
La figura media en la gráfica es el Mediador entre Dios y el hombre, llamado Santo Ser Crístico, Yo Real o conciencia crística. También se conoce como Cuerpo Mental Superior o Conciencia Superior. Este Instructor Interno arropa al yo inferior, que consta del alma, que evoluciona por los cuatro planos de la Materia, y los cuatro cuerpos inferiores (el cuerpo etérico, o memoria; el cuerpo mental; el cuerpo emocional, o de los deseos, y el cuerpo físico) que utiliza para saldar y karma y cumplir su plan divino.
Las tres figuras de la gráfica corresponden a la Trinidad del Padre, que incluye siempre a la Madre (figura superior), el Hijo (figura media) y el Espíritu Santo (figura inferior). Esta última está destinada a ser el templo del Espíritu Santo, cuyo fuego sagrado está indicado por la llama violeta que la envuelve. La figura inferior te representa a ti como discípulo en el sendero. Tu alma es el aspecto no permanente del ser, que se vuelve permanente por medio del ritual de la ascensión. La ascensión es el proceso mediante el cual el alma, habiendo saldado su karma y cumplido su plan divino, se funde primero con la conciencia crística y luego con la Presencia viviente del YO SOY EL QUE YO SOY. Una vez que la ascensión ha tenido lugar, el aspecto no permanente del ser se convierte en El Incorruptible, en un átomo permanente en el Cuerpo de Dios. La Gráfica de tu Ser Divino es, por consiguiente, un diagrama de tu persona: en el pasado, en el presente y en el futuro.
La figura inferior representa al Hijo del hombre o al hijo de la Luz que evoluciona bajo su propio “Árbol de la Vida”. Es así como deberías visualizarte, parado dentro de la llama violeta, que invocas día con día en el nombre de la Presencia YO SOY y de tu Ser Crístico, a fin de purificar tus cuatro cuerpos inferiores en preparación para el ritual del matrimonio alquímico: la unión de tu alma con el Amado, tu Santo Ser Crístico. La figura inferior está rodeada de un tubo de luz que se proyecta desde el corazón de la Presencia YO SOY en respuesta a tu llamado. Es un cilindro de luz blanca que sostiene un campo de protección las veinticuatro horas del día, siempre y cuando guardes tu armonía. La llama trina de la Vida es la chispa divina proyectada desde la Presencia YO SOY como un don de vida, conciencia y libre arbitrio. Está sellada en la cámara secreta del corazón para que, con el Amor, la Sabiduría y el Poder de la Divinidad allí anclados, el alma pueda cumplir con su razón de ser en el plano físico. Denominada también Llama del Cristo y llama de la libertad, o flor de lis, es la chispa de la Divinidad del hombre, gracias a la cual tiene la posibilidad de alcanzar la cristeidad.
El cordón de plata (o cordón cristalino) es la corriente de vida que desciende del corazón de la Presencia YO SOY hacia el Ser Crístico para nutrir y sostener al alma y a sus vehículos de expresión en el tiempo y el espacio. A través de este cordón “umbilical” fluye la energía de la Presencia, entrando en el ser del hombre por la coronilla y dando el ímpetu necesario para la pulsación de la llama trina así como para la pulsación física del corazón. Cuando se cierra un ciclo de encarnación del alma en la forma-Materia, la Presencia YO SOY retira el cordón de plata, con lo cual la llama trina regresa al nivel del Cristo y el alma, cubierta de sus ropajes etéricos, gravita hacia el nivel más alto según su grado de realización espiritual, donde es instruida entre una encarnación y otra hasta la encarnación final, cuando la Gran Ley decreta que ya no volverá a alejarse.
La paloma del Espíritu Santo que desciende del corazón del Padre se muestra justamente por encima de la cabeza del Cristo. Cuando el hijo del hombre se reviste de la conciencia crística y se convierte en ella —como lo hizo Jesús—, se funde con el Santo Ser Crístico. El Espíritu Santo desciende sobre él y se pronuncian las palabras del Padre, la bienamada Presencia YO SOY: “Éste es mi hijo amado, en el cual me complazco.”Los Señores del Karma administran la justicia en este sistema de mundos, y adjudican karma, misericordia y juicio a todas las corrientes de vida. Todas las almas deben pasar delante del Consejo Kármico antes y después de cada encarnación en la tierra; reciben su asignación y su porción kármica para cada periodo de vida por anticipado y luego se pasa revista a su actuación al terminar. Gracias al Guardián de los Pergaminos y a los ángeles registradores, los Señores del Karma tienen acceso al registro completo de cada corriente de vida encarnada en la tierra. Ellos determinan quién ha de encarnar, así como cuándo y dónde. Asignan a las almas a una comunidad o a una familia, sopesando cuánta carga de karma debe saldarse, en cumplimiento de cada “punto y tilde” de la ley. El Consejo Kármico, en consonancia con la Presencia YO SOY y el Ser Crístico individuales, determina cuándo se ha ganado el alma finalmente el derecho a quedar libre de la rueda de karma y de las rondas de renacimiento.
Los Señores del Karma se reúnen en el retiro del Royal Teton dos veces al año, en los solsticios de invierno y de verano, para revisar peticiones de la humanidad no ascendida y para otorgar dispensaciones con el fin de asistirla.
(sánscrito: “acto, acción, obra”). El karma es energía/conciencia en acción; la ley de causa y efecto y retribución. Llamada también ley del círculo, que decreta que cualquier cosa que hagamos completará un círculo y regresará a nuestra puerta para resolución. Pablo dijo: “Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” Newton observó: “Para toda acción hay una reacción igual y opuesta.” La ley del karma requiere que el alma reencarne hasta que todos los ciclos kármicos se hayan saldado. Así, de una vida a la siguiente el hombre determina su destino por sus acciones, incluyendo sus pensamientos, sentimientos, palabras y obras. Saint Germain enseña el sendero acelerado de la transmutación del karma con la llama violeta del Espíritu Santo y trascendiendo las rondas de renacimiento a través del sendero de la cristeidad individual que conduce a la ascensión demostrada por Jesús.
Gálatas 6:7
La luz espiritual es la energía de Dios; el potencial del Cristo. Como personificación del Espíritu, el término “Luz” puede utilizarse como sinónimo de los términos “Dios” y “Cristo”. Como esencia del Espíritu es sinónimo de “fuego sagrado”. Es la emanación del Gran Sol Central y de la Presencia YO SOY individualizada, y la Fuente de toda vida. Es lo que enciende la chispa divina, porque la Luz verdadera alumbra a toda manifestación de Dios que debe descender a un mundo oscurecido. El portador de Luz es el que desplaza la Oscuridad, y la Luz de su Presencia YO SOY proviene de los reinos del Día Eterno.
Juan 1:7-9
La llama del Cristo, la chispa de la vida que arde en la cámara secreta del corazón de los hijos e hijas de Dios. La sagrada trinidad de poder, sabiduría y amor que es la manifestación del fuego sagrado. Véase Gráfica de tu Ser Divino.
[(sanscrito "que no tiene tristeza, o aflicción"). Saraca indica o Saraca asoca. Árbol de bosque tropical lluvioso, de hermoso follaje y abundantes y fragantes flores, en exuberantes racimos color amarillo-naranja que se vuelven rojas antes de marchitarse; en proceso de extinción. Considerado sagrado en la India, Sri Lanka y Nepal, aparece frecuentemente en la literatura y el arte. No confundir con Polyalthia longifolia, que recibe el mismo nombre, ashoka, por su parecido.]
(sánscrito: “ser de bodhi o iluminación”). Un ser destinado a la iluminación, o cuya energía y poder están dirigidos a la iluminación. Un bodhisattva está destinado a convertirse en un buda pero ha pospuesto la bendición del nirvana por su voto de salvar a todos los hijos de Dios en la Tierra. Un maestro ascendido o un maestro no ascendido pueden ser bodhisattvas. En la escuela del budismo Mahayana, convertirse en bodhisattva es la meta del sendero de iniciación.
El sendero del bodhisattva se divide generalmente en diez etapas, llamadas bhumis. El bodhisattva se esfuerza para progresar de una etapa a la siguiente hasta que obtiene la iluminación.
[La meta de la vida según las filosofías hindú y budista: el estado de liberación de la rueda de renacimientos mediante la extinción de los deseos.]
Filipenses 2:5