A los hombres de buena voluntad en todas las naciones:
El marco físico del mundo, consistente en la plataforma planetaria de montañas y planicie, de los estratos de la rocas y el verdor de la naturaleza, incluyendo las tórridas regiones de la Tierra y las cumbres de las montañas coronadas de nieve, refleja sólo una dignidad austera, un plano para los empeños humanos, un escenario mundial sobre el que se despliegan los acontecimientos.
El hombre, con la posesión de su derecho de movilidad otorgado por Dios, se desplaza de aquí para allá sobre la Tierra, al igual que su conciencia recorre el reino de la múltiple experiencia. Pero por doquiera que vaya utiliza la Conciencia, el Flujo de la generosidad de Dios que otorga a la humanidad encarnada el don del acceso a la , a la Mente de . Y es a través de la Mente de Dios y de la Mente de Cristo como es capaz de alcanzar, al fin, la perspectiva que le permita gobernar el reino de la naturaleza asícomo el reino de su individualidad.
¿Acaso no os dais cuenta ¡oh, bendita humanidad! de que el tejido y el alcance de la mente son un don específico de Dios que se otorga a la humanidad para que integre su conciencia con el en la naturaleza y en el ? Cuán absurdo es entonces que los hombres se sientan como pavorreales y vayan por ahí contoneándose como si los talentos de unos fueran mejores que los de otros. Humildemente todos deberían darse cuenta de la gracia de Dios queresplandece en la faz de la naturaleza y detrás de las pantallas de la mónada humana, con todo y su egoísmo y falsedad. Porque de antaño y al día de hoy el más grande de los sufrimientos cae sobre los hombres, así como el derramamiento de las siete copas de la ira[1] [Apocalipsis 16] del karma de la humanidad, estrictamente debido a su interminable tolerancia de la avaricia humana que anida en el corazón y en la mente.
¿Acaso no está escrito que "el amor al dinero es la raíz de todos los males". [1 Timoteo 6:10] El resultado de la propensión del amor al dinero puede percibirse en el comercio mundial y en el pensamiento mundial. No es necesario que la humanidad desprecie ese medio de intercambio al que han llamado dinero, sino más bien aprender su correcto uso, tal corno mi Hijo enseñó hace dos mil años. [Mateo 25:14-30] Porque mediante el uso correcto del dinero la humanidad comprenderá que el dinero no es más que una pequeña parte de la abundancia de Dios. Es un medio de intercambio entre naciones y gentes, cuyo objeto no es nunca ser manipulado sino siempre incrementado como la partición de los panes [Juan 6:1-14] de la sustancia Divina por medio de la acción de la llama de la madurez divina entre los hombres, para que las migajas que caen de la mesa del Señor [Mateo 15:27] sean dadas a todos como parte de la hogaza entera de la abundancia universal.
Cuando los individuos se dejan apegar a las cosas mortales, cuando permiten que su mente y su conciencia se involucren en los elementos de la codicia humana, hasta el punto de que otras consideraciones de la vida quedan excluidas, ciertamente perderán de vista la Vida abundante. Toda ganancia carnal debería ser vista a la luz del postulado: "Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allí: el Señor dio, y el Señor quitó." [Job 1:21] Porque, a menos que el hombre comprenda que todo lo que puede estar unido a su ser, a su y a su individualidad es la gracia, no comprenderá el uso correcto del dinero ni de las energías de la Vida.
La razón por la que la Hermandad[2] considera deseable llamar la atención de los estudiantes sobre estos temas en estos momentos es evitar que éstos pasen a formar parte de la lucha del mundo por el control del dinero y de las economías de las naciones. El dinero en sí mismo sería de muy poco valor si los hombres estuvieran hambrientos y no encontraran pan, si necesitaran cobijo y no encontraran un hogar. Lo que se necesita entonces es un correcto entendimiento de la Vida y su abundancia.
Algunos se preguntarán por qué elijo disertar sobre el amor al dinero y su efecto en los temas monetarios. ¿Acaso no veis, amados míos, cuán importante es para la evolución de la humanidad que los hombres entiendan, no solamente en palabras sino también en espíritu, la necesidad de establecerse en Dios y en Su bondad? Las modas de los tiempos cambian y el proceso de deterioro se instala cuando los hombres acaban de nacer. Tan pronto como adquieren una gran cantidad de sabiduría mundana, de nomenclatura y mucho conocimiento superficial de todas las cosas, son sacados del mundo al que están tanapegados.
Emanciparse del amor al dinero, que es la raíz de todo el mal, hará libres a los hombres de esos apegos que han creado tal cantidad de discordia y oscuridad en el mundo. Además, traerá a todo el que sea capaz de liberarse de este amor, de este apego, de esta vulgaridad, el refinamiento y el ennoblecimiento de su espíritu. La razón por la cual es tan dañino que la humanidad se apegue al amor al dinero es que ese afán de poseer cosas priva a la humanidad de la promesa del Cristo: "No temáis, manada pequeña, porque al Padre ha placido daros el reino". [Lucas: 12-32] En verdad, es placer de Dios dar a los hombres todo el dominio, todo el poder y toda la gloria, una vez que han demostrado su deseo de usar estos dones como sabios custodios de la gracia de Dios.
Al revisar los registros de los hechos de la humanidad alo largo de las eras, constantemente el amor al dinero ha mostrado su fea cabeza como la fuerza serpentina que crea en el laberinto de la vida humana esos tortuosos movimientos que esclavizan a la humanidad por todo el mundo. Así pues, el amor al dinero impide a la humanidad entrar en el reino simplemente porque precisamente las cosas que Dios alegremente daría a todos son negadas a los muchos debido a que éste o aquél desean guardar, retener, atesorar las cosas del mundo por encima de las cosas del reino de Dios.
En esta serie de cartas[3] he pensado que era necesario tocar el corazón del cielo con el fin de que yo pudiera aprender también qué clase específica de comprensión o ayuda puede ser impartida a la humanidad para que ésta se mueva con la vanguardia, hacia la era del reino de Dios que avanza.
Si yo dijera que las iglesias del mundo, a lo largo de los siglos, nunca se han involucrado en las actividades de avaricia e injusticia humanas, sería una pura falsedad. En nombre de mi Hijo, en mi nombre, y en el nombre del Cielo una y otra vez se han cometido actos que son una perversión del Espíritu, que han negado el pan al hambriento, mientras erigían altares de oro y plata. No obstante, a los ojos del ciclo existe alguna justificación para adornar los templos de Dios y para honrar a las huestes celestiales con la abundancia de Dios, para que la matriz de Su suministro pueda ser expandida en bien de todos sobre el altar del Señor.
Por lo tanto, al dividir la palabra de justicia los hombres tienen que comprender que la condena de todo acto del hombre tiene que ser atemperado no solamente por la justicia y la misericordia sino también por el criterio superior del Divino . Los hombres tienen que amar a Dios por sobre todas las cosas. Porque al amar a Dios primero llegarán a amar todas las cosas, a todos los hombres, todas las galas de la naturaleza y las gracias de la vida, tanto lo que se ve como lo que no se ve, como la manifestación de Dios; y los hombres estarán libres del deseo de codiciar. De ahí que sabio es el hombre que no juzga a su prójimo, sino que comprende la naturaleza del servicio a su Dios, su hogar, su iglesia y su prójimo.
Al difundir el sentimiento de abundancia de Dios corno algo que todo hombre puede alcanzar —"mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta" [Filipenses 4:19]—, todo hombre es imbuido por el fuego de la sagrada confianza con la que ve el mundo como una morada idónea donde reside el Espíritu de Dios y el espíritu de la idoneidad y la armonía de los artesanos que pueden trabajar juntos y difundir el bálsamo del verdadero reino por doquier.
Dejad, pues, que desaparezcan de vuestra mente los pensamientos de oscuridad, avaricia y condena de la avaricia humana. Porque con el sentido de iluminación que a cada uno da el verdadero conocimiento de las actitudes correctas de los pensamientos espirituales, que son los pensamientos de Cristo, el hombre puede al fin ascender en conciencia al lugar donde la verdadera se manifiesta.
Devotamente, YO SOY
Retiro de la Espiral de la Resurrección, 20 de agosto de 1972
[1] Vials of the seven last plagues. The judgments of Almighty God delivered by the seven Archangels. Los catorce mensajes contenidos en este libro son el cumplimiento de las señales registradas por San Juan Evangelista en los capítulos 15 y 16 del Libro del Apocalipsis, que le fueron dictadas a la Mensajera de la Gran Hermandad Blanca, Elizabeth Clare Prophet, por los siete arcángeles y las siete arcangelinas en la misma manera en que Juan recibió la Revelación de Jesucristo, "que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder presto…".
[2] La Gran Hermandad Blanca.
[3] The wisdom aspect of the Christ Flame - Fourteen Letters From a Mother to her Children, [en Mi alma glorifica al Señor...] hoy publicado como... [El Mensaje De Maria Para La Nueva Era]
Armadura de Abundancia
• Mantras para sanear las finanzas personales
Para saber más
• El dinero
• La solución del octavo rayo para la economía, de Saint Germain
“Y así, Sanat Kumara, Gautama, Maitreya, en la sucesión del Cristo Cósmico, han sostenido la Mente de Dios. Y esa Mente, como vuestro Santo Ser Crístico, ejerce presión sobre la tierra con las pisadas de mi llegada” (El Amado Alfa).
(griego: Christos, “ungido”). Mesías (hebreo y arameo: “ungido”); “el Ungido”, aquel que es investido e infundido o ungido de la luz (el Hijo) de Dios. La Palabra, el Logos, la Segunda Persona de la Trinidad: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad… Aquél era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene al mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por él y el mundo no le conoció.” En la Trinidad hindú de Brahma, Vishnu y Shiva, el término “Cristo” corresponde a la encarnación de Vishnu, el Preservador; avatara, hombre Dios, el que despeja la oscuridad, guru.
El Cristo Universal es el mediador entre los planos del Espíritu y los planos de la Materia; personificado como el Santo Ser Crístico, es el mediador entre el Espíritu de Dios y el alma del hombre. El Cristo Universal sostiene el nexo (el flujo en forma de ocho) de la conciencia a través del cual las energías del Padre (Espíritu) pasan a sus hijos para la cristalización (inglés: Christ-realization: realización crística) de la Llama de Dios por el esfuerzo de su alma en el vientre cósmico (la matriz) de la Madre (Materia). A este proceso se le llama materialización (inglés: Mater-realization: realización en la Materia), “El Descenso”. El proceso por el cual las energías de la Madre aglutinadas en el alma pasan a través del nexo de la conciencia crística hacia el Padre es la aceleración llamada espiritualización (inglés: Spirit-realization: realización en el Espíritu), “El Ascenso”. Otro nombre que se le da al proceso mediante el cual la energía del alma regresa de la Materia al Espíritu es sublimación (inglés: sublimation: sublime action: acción sublime) o transmutación. Siendo ya una con el Hijo, el alma experimenta la consumación de este proceso como la ascensión, la unión con el Espíritu de la Presencia YO SOY, el Padre. La ascensión es el cumplimiento en el cielo de la promesa de Jesús en la tierra: “En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros… El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.”
La fusión de las energías de la polaridad positiva y negativa de la Divinidad en la creación ocurre a través del Cristo Universal, el Logos sin el cual “nada de lo que es fue hecho”. El flujo de luz del macrocosmos hacia el microcosmos, del Espíritu (la Presencia YO SOY) al alma y de regreso siguiendo la espiral en forma de ocho, se cumple a través de este bendito Mediador que es Cristo, el SEÑOR, la verdadera encarnación del YO SOY EL QUE YO SOY. Ya que Jesús es esa Palabra encarnada, puede decir: “El YO SOY es [el YO SOY en mí es] la Puerta Abierta [al cielo y a la tierra] que ningún hombre puede cerrar”, y “Todo el Poder me es dado [a través del YO SOY en mí] en el cielo y en la tierra”, y también “He aquí, YO SOY [el YO SOY en mí está] vivo por siempre –como Arriba, así abajo– y tiene las llaves del reino de los cielos y las llaves de la muerte y el infierno, y a quienquiera que el Padre quiera yo se las doy, y son dadas en su nombre”. Esto que aún hoy afirma el maestro ascendido Jesucristo también lo afirma para nosotros nuestro Santo Ser Crístico. Así, el Cristo Universal del Hijo único y de los muchos efectivamente mediatiza la Presencia del YO SOY hacia nosotros a través de nuestro propio y amado Santo Ser Crístico. Ésta es la verdadera comunión con el Cristo Cósmico cuyo Cuerpo (Conciencia) fue “partido”, compartido, individualizado para cada hijo del corazón del Padre. Los Hijos de Dios son depositarios de la Máxima Luz para los que aún son criaturitas en Cristo.
El término “Cristo” o “ungido del Cristo” también denota un cargo en la jerarquía que ocupan los que han alcanzado la automaestría en los siete rayos y los siete chakras del Espíritu Santo. La maestría crística incluye equilibrar la llama trina (los atributos divinos de poder, sabiduría y amor) para la armonización de la conciencia y la implementación de la maestría de los siete rayos en los chakras y en los cuatro cuerpos inferiores mediante la Llama de la Madre (la kundalini elevada). En la hora designada para la ascensión, el alma así ungida eleva la espiral de la llama trina desde abajo de los pies, pasando por toda la forma, para la transmutación de todo átomo y célula de su ser, conciencia y mundo. La saturación y la aceleración de los cuatro cuerpos inferiores y el alma mediante esta luz transfiguradora de la llama crística ocurre en parte durante la iniciación de la transfiguración, se incrementa con la resurrección y adquiere plena intensidad durante el ritual de la ascensión.
El Ser Crístico individual, el Cristo personal, es el iniciador de toda alma viviente. Cuando el individuo pasa estas diversas iniciaciones en el sendero de la cristeidad, incluyendo “dar muerte al morador del umbral”, se gana el derecho a que se le llame ungido del Cristo así como hijo o hija de Dios. Hay quienes, en eras pasadas, se ganaron semejante título y comprometieron esa culminación o no lograron manifestarla en encarnaciones subsiguientes. En esta era el Logos los requiere para que manifiesten su maestría divina interna y la perfeccionen en el plano físico mientras están en encarnación física. Por lo tanto, para asistir a los hijos e hijas de Dios en hacer que su manifestación sea conmensurable con su luz interior, los maestros de la Gran Hermandad Blanca han dado sus enseñanzas a través de los maestros ascendidos y de sus mensajeros en este siglo [XX]. Y Saint Germain fundó la Fraternidad de Guardianes de la Llama, a través de la cual envía lecciones mensuales graduadas a los miembros de esta orden, dedicada a guardar la llama de la Vida en todo el mundo. Antes de pasar con éxito las iniciaciones del discipulado, se hace referencia al individuo como hijito de Dios, en contraste con el término “Hijo de Dios”, que denota la plena cristeidad, en la cual el alma, en y como Hijo del hombre, se ha fundido en el Hijo de Dios siguiendo el ejemplo de Jesucristo.
Con la expansión de la conciencia crística, el ungido del Cristo avanza para alcanzar la realización de la conciencia crística en el nivel planetario y es capaz de sostener el equilibrio de la llama crística para las evoluciones del planeta. Cuando logra esto, asiste a los miembros de la jerarquía celestial que prestan su servicio en el cargo de Instructores del Mundo y al Cristo planetario. Véase Gráfica de tu Ser Divino, Jesús.
Juan 1:1-4; 14:20, 23. Cf. Apocalipsis 3:8; Mateo 28:18; Apocalipsis 1:18
La Tercera Persona de la Trinidad; la omnipresencia de Dios; las lenguas hendidas de fuego que focalizan a Dios Padre-Madre, también llamado el fuego sagrado; las energías de Vida que animan a un cosmos. En la Trinidad hindú de Brahma, Vishnu y Shiva, el Espíritu Santo corresponde a Shiva, conocido como el Destructor-Liberador porque su amor que todo lo consume, cuando se invoca en los planos de la Materia, ata a las fuerzas del mal y transmuta la causa y el efecto de las creaciones erróneas de los hombres, liberándolos de la prisión de su karma y de los seres oscuros que la habitan. El prana es la esencia del Espíritu Santo que ingerimos con el aliento del fuego sagrado a través de los chakras para nutrir a los cuatro cuerpos inferiores. El Espíritu Santo es el foco del equilibrio del Dios Padre-Madre en el núcleo de fuego blanco del ser. El exorcismo de los espíritus malignos y de las entidades impuras se realiza mediante el fuego sagrado del Espíritu Santo, en el nombre del Cristo y del YO SOY EL QUE YO SOY. Los nueve dones del Espíritu Santo son poderes que se otorgan a los siervos del Señor para atar a la muerte y el infierno y realizar Sus obras en la tierra.
La Persona y la Llama del Espíritu Santo es el Consolador que Jesús prometió que vendría cuando nuestro Señor nos dejara –a iluminarnos, a instruirnos y a hacernos recordar todas las cosas que el amado Jesús nos ha enseñado, tanto en la tierra como en el cielo. Cada vez que un hijo o hija de Dios asciende a la Presencia del YO SOY EL QUE YO SOY, el Espíritu Santo desciende para llenar el vacío y magnificar la Presencia del Señor en la tierra. Es éste el ritual del descenso del Espíritu Santo prometido por Jesús a sus discípulos cuando el Maestro dijo: “Permaneced en la ciudad de Jerusalén hasta que seáis dotados del poder de las alturas”, cosa que ocurrió en Pentecostés después del ascenso de Jesús al cielo.
El representante de la llama del Espíritu Santo para las evoluciones de la tierra es el maestro ascendido que ocupa el cargo de Maha Chohán . El Espíritu Santo es la Personalidad Impersonal de la Divinidad y está ubicada en el lado occidental de la Ciudad Cuadrangular. Véase Gráfica de tu Ser Divino.
1 Corintios 12:4-11; Juan 14:16, 26; 16:7; Lucas 24:49, 51; Marcos 16-19; Hechos 2:1-4
Dios es un Espíritu y el alma es el potencial vivo de Dios. La petición de libre albedrío que el alma hizo y su consiguiente separación de Dios tuvieron como consecuencia el descenso de este potencial al estado carnal inferior. Sembrada en deshonor, el alma está destinada a elevarse con honores a la plenitud de ese estado divino que es el Espíritu único de toda Vida. El alma puede perderse; el Espíritu no puede morir.
El alma permanece como un potencial que ha caído a niveles más bajos de vibración y de conciencia, y debe ser imbuida de la realidad del Espíritu, purificada por medio de la oración y la súplica y devuelta a la gloria de la cual descendió y a la unidad del Todo. Esta reunión del alma con el Espíritu es el matrimonio alquímico, que determina el destino del ser y lo convierte en uno con la Verdad inmortal. Cumplido este ritual, el Ser superior se corona Señor de la Vida y se descubre que el potencial de Dios realizado en el hombre es el Todo-en-todo.